Archivo - Cementerio de Logroño - EUROPA PRESS - Archivo
LOGROÑO, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Día de Todos los Santos continúa siendo una de las tradiciones más arraigadas en la sociedad española. Según el estudio elaborado por Ipsos para Mémora, el primer grupo funerario de la península ibérica, esta festividad sigue profundamente arraigada en el norte de España, con un 55 por ciento de los ciudadanos que lo celebra cada año.
Según se desprende de la encuesta, realizada a 500 personas de toda España con edades entre los 25 y 70 años, esta conmemoración ha evolucionado hacia un significado más emocional, donde el recuerdo y homenaje a los seres queridos adquiere un papel protagonista frente a la religiosidad. En el norte del país el arraigo de esta tradición es más profundo.
Tanto es así, que en Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón, Galicia y Asturias (zona norte), un 73 por ciento de los encuestados definen la festividad como una costumbre cultural y un día en recuerdo de los seres queridos que ya no están, mientras que un 17 por ciento lo considera exclusivamente como una festividad religiosa. Además, un 73 por ciento opina que es relevante mantener esta tradición, incluyendo un 50 por ciento que lo definen como una tradición "muy importante", y mostrando bastante consenso por grupos de edad y género.
Un recuerdo que se mantiene todo el año Por otra parte, según se desprende del estudio encargado por Mémora, el recuerdo no entiende de calendarios: un 47 por ciento visita las tumbas o lugares donde reposan las cenizas de sus seres queridos varias veces al año, y solo un 6 por ciento limita sus visitas exclusivamente al Día de Todos los Santos. Además, el 76 por ciento realiza algún tipo de homenaje para recordar a sus difuntos como visitar el cementerio; reunirse en familia; dejar flores en algún lugar significativo; o realizar algún ritual en casa, como encender una vela o ver fotos del difunto. Una tradición presente en España
A nivel nacional, el 58 por ciento de la población lo celebra cada año, y un 70 por ciento de los encuestados definen la festividad como una costumbre cultural o un día en recuerdo de los seres queridos que ya no están. Además, la encuesta destaca que ocho de cada diez españoles opinan que se debe mantener esta tradición.
Cuando se pregunta a los encuestados sobre qué tipos de homenajes prefieren para celebrar esta tradición, aunque visitar el cementerio sigue siendo la práctica principal (48 por ciento), el estudio refleja una diversificación en los rituales de homenaje. En este sentido, un 30 por ciento también celebra esta jornada de conmemoración y recuerdo con una reunión familiar, mientras que un 24 por ciento opta por dejar flores en un lugar significativo. Por otra parte, el 24 por ciento también rinde tributo en casa con, por ejemplo, una vela, mostrando una personalización creciente del modo de recordar a los seres queridos.
En cuanto a las ofrendas florales, uno de los símbolos de homenaje a los difuntos más arraigados, también evolucionan. Los ramos variados (62 por ciento) superan al tradicional crisantemo (18 por ciento). En relación con las preferencias florales, claveles (26 por ciento) y rosas (24 por ciento) ganan protagonismo como símbolo de un recuerdo más íntimo y personal. Esta tendencia evidencia una mayor libertad y expresión personal en los homenajes, alejándose de los patrones convencionales.
Según los datos, el 73 por ciento considera importante mantener esta tradición. El 55 por ciento lo celebra cada año en el norte (Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón, Galicia y Asturias) frente a 58 por ciento a nivel nacional.
El 73 por ciento lo celebra como día de recuerdo a sus difuntos o costumbre cultural, mientras que un 17 por ciento lo hace por tradición religiosa. El 47 por ciento visitan a sus difuntos varias veces al año.