Mirilla medieval bajo los soportales de la Plaza Cervantes, junto a la Pastelería Salinas (Alcalá de Henares) - EUROPA PRESS
MADRID 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
La calle Mayor de Alcalá de Henares, que presume de ser la vía soportalada más antigua de Europa y la más larga de España, todavía se esconden restos del pasado medieval de la ciudad que pasan desapercibidos para muchos visitantes a primera vista.
Un ejemplo de ello son las pequeñas trampillas de hierro o madera que se pueden observar bajo los soportales y que son, ni más ni menos, antiguas mirillas que datan del Medievo y que ahora se convierten en un curioso vestigio de la vida cotidiana de cuando la calle Mayor era una próspera judería y zona comercial para los alcalaínos de la Edad Media.
Así lo ha explicado a Europa Press la técnica de la Concejalía de Turismo Mari Carmen Herráez, quien ha señalado que, en la ciudad complutense, los judíos eran los grandes comerciantes de la época y vivían en la parte superior de sus tiendas de esta arteria de la ciudad.
"Las mirillas estaban en el suelo de la vivienda. Cuando alguien llamaba a la puerta, podían asomarse desde el suelo de su vivienda, mirar por la mirilla y decidir si abrían o no". En caso de que el visitante fuese del agrado del morador, se lanzaba una llave atada con un cordel para permitirle la entrada.
Estas mirillas datan de los siglos XII y XIII, coincidiendo con la construcción de la calle Mayor. Su uso se mantuvo hasta el siglo XIX, cuando fueron sustituidas por sistemas más cómodos y modernos. "Era poco práctico tener que agacharse para mirar quién llamaba, y además las antiguas casas judías se van troceando y se van comprando, de tal manera que tampoco tenía finalidad la mirilla porque no estaba dentro de una casa o no era para el portal de una casa", añade Herráez.
A día de hoy, se conservan 7 mirillas en la ciudad, la mayoría ubicadas en la Calle Mayor. Una de ellas puede verse en la entrada de la histórica pastelería Salinas, uno de los establecimientos más antiguos de Alcalá situado en la Plaza de Cervantes, antiguo mercado medieval y punto donde terminaba la ciudad en aquella época.
Su conservación ha sido posible, según ha trasladado Herráez, gracias a la "suerte" de la acción de los propios vecinos, que han mantenido estos elementos como parte del legado histórico complutense. "Los alcalaínos han querido conservarlas como recuerdo de nuestro pasado. Son un reclamo turístico más y una huella viva de la historia medieval de la ciudad", destaca Herráez.
Aunque no quedan restos materiales de las antiguas mezquitas ni de las sinagogas que compartieron espacio en la Alcalá medieval, las mirillas de la Calle Mayor siguen siendo un símbolo de aquella convivencia entre culturas. Hoy, forman parte de las rutas turísticas dedicadas a las 'Tres Culturas', que invitan a quien visita la ciudad complutense a descubrir los barrios cristiano, judío y árabe que dieron forma al actual casco histórico.