VALENCIA, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un hombre, extrabajador de un centro de menores de la localidad valenciana de Burjassot, ha aceptado cumplir una pena de seis años de cárcel por abusar sexualmente de tres internos a cambio de cigarros de hachís o marihuana. El hombre, quien actualmente se encuentra en prisión, ha reconocido los hechos que se le imputan.
Inicialmente, el ministerio fiscal pedía para este hombre, con antecedentes penales por agresión sexual, la pena de 14 años de prisión por tres delitos de abuso sexual --dos de ellos continuados--, pero finalmente se ha llegado a un acuerdo con la defensa por el que se le ha rebajado la pena hasta los seis años de cárcel, al cambiar uno de los dos delitos continuados por otro normal. Asimismo, tendrá que pagar las costas procesales y, como responsable civil --amparado por la fundación Diagrama y por la Generalitat valenciana--, indemnizar a las tres víctimas con 1.000, 3.000 y 6.000 euros.
El procesado tiene unos 29 años y le constan antecedentes penales por agresión sexual --le figura una sentencia del 9 de diciembre de 1999, que se declaró firme en abril de 2000, que le condenó a un año y medio de prisión--.
Entre los meses de agosto y septiembre de 2002, el hombre trabajó como auxiliar técnico educativo en el centro educativo de menores 'Pi i Margall', ubicado en Burjassot. Estaba contratado al servicio de la fundación Diagrama, encargada de la gestión del centro, cuya titularidad corresponde a la Generalitat.
En esa época desarrollaba sus tareas en el turno de noche, y aprovechó que los menores ingresados permanecían en sus respectivas habitaciones para agredir sexualmente a tres de ellos. Lo hizo actuando con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos.
De esta manera, en el mes de septiembre, entró en varias ocasiones en la habitación de una de las interna, nacida en marzo de 1985, y le acarició los brazos y las piernas a cambio de ofrecerle y, en algún caso entregarle, lo que dijo ser cigarros de hachís o marihuana.
Posteriormente, a mediados del mes de octubre, entró en la habitación de otro menor que cumplía una medida de internamiento impuesta por un juzgado de Menores de Castellón y, a cambio de entregarle cigarrillos, le acarició en sus partes y le agredió sexualmente.
En otra ocasión, entró en la habitación de otro interno del centro, nacido en julio de 1984, y comenzó a acariciarle una de sus piernas, aunque tuvo que cesar al negarse el menor a que prosiguiera con sus actos.
RESPONSABILIDAD CIVIL
El abogado de la Generalitat valenciana ha alegado durante la vista, que ha tenido lugar en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia, que el Consell no tiene responsabilidad en este asunto porque, pese a ser el titular del centro de menores, él no intervenía en los procesos de selección de personal. Así, ha expuesto que solo exigía a la fundación que el personal contratado tuviera una titulación y cumpliera con las condiciones necesarias.
Además, ha destacado que desde la Generalitat también se exigía a la fundación que, o bien por medios propios, o bien por medios subcontratados, tuviera un servicio de vigilancia de dos personas en el turno de noche, que es cuando tuvieron lugar estos hechos.
Así, ha reiterado que era obligación de la fundación seleccionar o exigir las correspondientes titulaciones o acreditaciones a los empleados, además de efectuar una "mínima intervención" para acreditar la condición de las personas problemáticas. Por todo, ha reclamado que sea la fundación la que se haga cargo de la responsabilidad civil.
Frente a estas alegaciones, el abogado de la fundación ha recordado que la Generalitat tiene en este caso responsabilidad, tal y como estipula el Código Penal. Según esta normativa --ha recordado-- cuando los centros son explotados por el Estado, las comunidades autónomas o los ayuntamientos, estos organismos tienen responsabilidad subsidiaria por los hechos cometidos por el personal.
