SAN SEBASTIAN, 24 Dic. (EUROPA PRESS) -
Decenas de familiares y allegados del empresario guipuzcoano Ignacio Uria, asesinado por ETA el pasado 3 de diciembre en Azpeitia (Guipúzcoa), volvieron a concentrarse hoy en el barrio de Loiola de esta localidad, junto al restaurante Kiruri y la empresa Construcciones Altuna y Uria, donde fue tiroteado, para "expresar" su "dolor" y "revindicar su memoria".
En total más de un centenar de personas, entre las que se encontraban algunos de los hijos y sobrinos de Uria, así como el gerente de la empresa familiar de éste, Construcciones Altuna y Uria, Fernando Lucas, secundaron esta concentración silenciosa que se desarrollo bajo el lema 'Pakea' (Paz), inscrito en un cartel, durante un cuarto de hora desde las 13.00 horas en el citado punto, frente a la Basílica de Loiola, donde se depositaron flores y velas encendidas.
No estuvo presente en este acto de recuerdo al empresario, su viuda, Manoli Aramendi, todavía muy afectada por su pérdida y que al parecer hoy fue visitada por el Obispo de San Sebastián, Juan Maria Uriarte.
La familia de Uria anunció el pasado día 10 su intención de concentrarse semanalmente en este lugar, donde hace tres semanas Uria fue tiroteado por miembros de la banda terrorista, para "reivindicar la memoria de Ignacio".
Además, ayer mismo trasladó a los medios un comunicado en el que los familiares de este empresario manifestaban su "profundo dolor" y "agradecimiento" a las muestras de apoyo y solidaridad que han recibido.
En el mismo escrito los hijos y la viuda de este empresario censuraron "la falta de valentía" de quienes no han condenado este atentado, en especial del alcalde de Azpeitia, Iñaki Errazkin (ANV) y sus concejales, y pidieron a ETA que "ponga fin a la violencia" y que la muerte de Ignacio "sea la última".
Uria, de 71 años de edad y que trabajaba junto a dos de sus hermanos y sus hijos en la empresa constructora familiar Altuna y Uria, que participa en las obras de la 'Y' vasca, fue asesinado el pasado 3 de diciembre por ETA cuando se dirigía al restaurante Kiruri de Azpeitia donde diariamente solía acudir a jugar a las cartas con sus amigos.
