Juzgan a un anciano acusado de estrangular a su mujer tras una pelea en su casa de Castellón

Europa Press Nacional
Actualizado: lunes, 4 febrero 2008 16:52

VALENCIA 4 Feb. (EUROPA PRESS) -

Un jurado popular juzga desde hoy a un hombre, de 71 años, acusado de matar a su mujer, con la que tenía tres hijos, estrangulándola con sus manos tras mantener una discusión en el domicilio que ambos compartían, en el municipio valenciano de Villanueva de Castellón, el 29 de junio de 2005. El fiscal pide para el anciano una pena de 16 años de prisión por un delito de asesinato. Por su parte, el hombre niega los hechos que se le imputan y asegura que fue un accidente, aunque admite que la cogió del cuello "un segundo" tras pelearse, y que la soltó al ver que le salía sangre de la cabeza.

El anciano indicó durante el juicio, tanto a preguntas del fiscal como de su abogado, que tenía "miedo" de su mujer por su carácter, que describió como "muy fuerte", y porque se "pasaba el día" diciéndole: "te tengo que matar, iré a prisión pero yo te mataré". Por este motivo, declaró que discutían "constantemente", pero que él siempre intentaba no enfrentarse a ella.

No obstante, esta actitud que mantuvo durante todo el tiempo que estuvo casado con ella cambió el 29 de junio de 2005, cuando en una pelea, fruto de la presencia de un cristalero que había acudido para limpiar las ventanas de la casa a petición de la víctima, en lugar de irse como había hecho en otras ocasiones, forcejeó con ella.

Según explicó, cuando llegó al domicilio, comenzaron una discusión, ya que él se negaba a pagar a alguien para que fuese a limpiar y, en un momento, ella le levantó el bastón que portaba y le amenazó. Él intentó quitárselo, algo que no consiguió, y en el forcejeo la mujer cayó al suelo boca arriba, y él encima. Posteriormente, reconoció que la cogió del cuello con sus manos, pero "sólo un segundo" y que cuando vio que le salía sangre de la cabeza la soltó y se fue.

De allí, acudió a un bar próximo, y le dijo a la propietaria lo que había ocurrido, en concreto, le comentó que su mujer "estaba muerta", a pesar de que, según indicó durante su intervención en el juicio, "no estaba seguro". Después se fue a casa de su hija, a la que también le dijo que su madre estaba muerta, y al domicilio de otro hijo, quien le acompañó al puesto de la policía local para explicar lo ocurrido.

El acusado comentó que cuando le cogió del cuello a su mujer "estaba medio tarumba" y que "no sabía lo que tenía que hacer. Estaba muy nervioso y alterado". Indicó que llevaba "toda la vida aguantando sus insultos y su mal carácter" hasta que se separaron en 2004 durante algo más de un año. En esas fechas, a ella le diagnosticaron un trastorno de personalidad, y llevaba en tratamiento psiquiátrico desde 1995 por una profunda depresión, según el ministerio fiscal.

Transcurrido el tiempo en el que se mantuvieron distanciados, la mujer le explicó que probablemente le iban a cortar una pierna por una enfermedad que padecía, y él, "por pena", según puntualizó, dejó que fuera a vivir al domicilio que tenía alquilado tras la separación.

Además, ella le prometió que "iba a cambiar", algo que, según lamentó, "no fue así" y, de hecho, se vio obligado a dormir en el piso de arriba "cerrando la puerta con una mesilla de noche como palanca para que ella no pudiera entrar" ya que "se paseaba por la casa" y "no estaba bien". Asimismo, aseveró que ésta le mintió porque "era autosuficiente" y "no le cortaron al final la pierna".

"CHICHONES Y MORATONES"

Señaló que no se atrevió a decirle que se fuera de su casa "por miedo a sus reacciones", ya que, relató, alguna vez "sacó debajo de las sábanas un cuchillo para amenazarme" y en otra ocasión lo hizo con unas tijeras. Además, ésta, dijo, le pegaba y, como consecuencia, presentaba "chichones y moratones". "Creía que cambiaría, pero no cambió y todo fue a peor", aseveró.

A pesar de estas continuas peleas, ninguno de los dos presentó ninguna denuncia ni formalizó la separación, tan sólo se distanciaron durante un año, vendieron la propiedad que tenían en común y cada uno se alquiló un domicilio en los extremos del pueblo, en Villanueva de Castellón. El tiempo en el que estuvieron separados, según dijo el acusado, fue "el mejor" de su vida.

Al respecto, una de las hijas declaró en el juicio que a su madre le tenían "miedo" tanto ella como sus dos hermanos y su padre porque "tenía un carácter muy fuerte". Así, dijo que en alguna ocasión le pegó en la cara porque le comentó que lo que hacía no estaba bien.

Por su parte, una vecina del municipio y compañera de trabajo de la víctima, confirmó el carácter "fuerte" y "dominante" de la mujer, y señaló que en alguna ocasión le comentaba que había discutido con su marido y que éste "era bebedor". Pero la vecina nunca presenció ninguna pelea entre ambos en el domicilio que compartían.

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