Actualizado 19/03/2008 18:11

Crónica China.- Pekín y la disidencia defienden versiones contradictorias para un mismo conflicto en Tibet

- El Gobierno confirma la entrega voluntaria de 105 manifestantes, pero los activistas hablan de arrestos forzosos

PEKÍN, 19 Mar. (OTR/PRESS) -

Un mismo conflicto, pero dos versiones distintas. A las diferentes cifras de víctimas mortales en el Tibet aludidas por el Gobierno de la región en el exilio y por el de Pekín, se añadieron hoy nuevas discrepancias en relación a las entregas voluntarias de los manifestantes. Las autoridades chinas habían dado un ultimátum a los participantes en las protestas para que se rindiesen a cambio de una amnistía o, en cambio, enfrentarse a una política de "tolerancia cero". Una vez concluido el plazo, el Ejecutivo subrayó que 105 personas ya se han entregado, aunque las voces de la disidencia y las organizaciones de Derechos Humanos precisan que se siguen produciendo arrestos forzosos. Una situación que contrasta también con la versión oficial de que en Lhasa la situación "se encuentra bajo control".

El vicepresidente del Gobierno regional, Baema Chilain, indicó hoy que 105 manifestantes se entregaron a la Policía, por estar "directamente implicados en los destrozos, saqueos e incendios". Algunos de ellos, eso sí, según la versión oficial, incluso devolvieron también el dinero sustraído, con lo que se demostraría que el mensaje de las autoridades de ofrecer amnistía a cambio de rendición y chivatazos ha funcionado. Además, el ex vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Ragdi, subrayó "que la situación en Lhasa", capital de Tibet, "se encuentra bajo control".

Lo cierto es que esta versión respaldada por los medios oficiales contrasta por oposición a la de activistas y organizaciones. "Se han producido cientos de arrestos, posiblemente miles, a lo largo de toda la nación", lamentó el director de 'Students for a Free Tibet', Lhadon Tethong. En este sentido, la organización 'Humans Rights Watch' aludió a informes "no confirmados" sobre cientos de arrestos, al tiempo que advierte de riesgo de torturas para los retenidos.

Asimismo, la calma de la que habla Pekín no parece ser tal, si se tienen en cuenta informaciones como la del 'Tibetan Centre for Humans Rights and Democracy', de que las protestas no sólo siguen sino que se extienden a otras localidades, como Kanlho. Los monasterios de Deprung, Sera y Ganden permanecen sitiados desde hace nueve días, lo que ha mermado las condiciones de vida y suministros de los monjes encerrados.

El Ejecutivo chino juega con la baza del control de la información, ya que en su mano está lo que se difunde no sólo dentro del país a través de los medios y agencias oficiales, sino también en el extranjero. De hecho, Pekín critica la postura de la prensa internacional en el conflicto por manipuladora, aunque lo cierto es que ni siquiera se puede saber a ciencia cierta lo que ocurre en una zona actualmente vetada.

"Sabemos que las autoridades han estado acorralando a la gente, pero no sabemos cuántos se han rendido voluntariamente", explicó el único periodista occidental presente en el Tibet, Jame Miles, de 'The Economist', en declaraciones a 'Al Jazeera' recogidas por otr/press. Recordó que tanto los corresponsales como los turistas han sido alejados del foco del conflicto, mientras varios camiones patrullan las calles con altavoces a través de los cuales critican el papel del Dalai Lama en un esfuerzo que, para Miles, es un claro ejemplo del "intenso esfuerzo propagandístico" de Pekín.

En consecuencia, tampoco se conoce una cifra fija de fallecidos ni una valoración más o menos fidedigna de hasta qué punto la Policía actúa contra los manifestantes, pues mientras las autoridades defienden su actuación, en la que no participarían armas letales, otras voces hablan de disparos. Por el momento, el Gobierno sólo reconoce la muerte de 13 personas, aunque desde el exilio se lloran ya 109 fallecimientos. En el exilio de la India, concretamente en la ciudad de Dharamsala, el Dalai Lama se reunió hoy con los grupos de protesta, a quienes "explicó sus sentimientos y que quizá es hora de considerar la cuestión a largo plazo", según un portavoz del líder religioso, Chhime Chhoekyapa. "Si le escuchan es cosa suya", puntualizó.

EL PAPA PIDE DIÁLOGO

La comunidad internacional insiste en el diálogo como instrumento para salir de una situación que comenzó la semana pasada con protestas inicialmente pacíficas. A estas voces críticas se incorporó hoy el Papa Benedicto XVI, quien con "tristeza y dolor por el sufrimiento de tantas personas" recordó que "con la violencia no se resuelven los problemas, sino que se agravan".

En este camino hacia la solución podría jugar un papel esencial un hipotético encuentro entre el Dalai Lama y algún dirigente de Pekín, algo que no parece del todo improbable a tenor de las palabras del primer ministro británico, Gordon Brown. Ante la Cámara de los Comunes, Brown transmitió el interés de su homólogo chino, Wen Jiabao, para iniciar un diálogo con el líder budista, aunque con el fin de la violencia como condicionante.

Y es que mientras siga la tensión en el Tibet poco se puede hacer, en vista de que incluso está poniendo en tela de juicio la celebración con normalidad de los próximos Juegos Olímpicos de verano. El vicepresidente del comité organizador de Pekín 2008 recalcó que "el relevo de la antorcha proseguirá tal y como estaba programado", en alusión a su paso por el Everest, zona que los tibetanos consideran como suya.

Entretanto, desde algunos sectores del planeta se sigue incitando al boicot de la cita deportiva como contundente respuesta a la violencia. El miércoles, Reporteros sin Fronteras urgió a los líderes internacionales a sabotear la ceremonia de apertura, algo que para el ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, "no es una mala idea, pero parece poco realista", por lo que de momento triunfa la postura positiva de que todo siga conforme a lo previsto.

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