Actualizado 23/10/2008 22:06

Crónica Finanzas.- La diplomacia española fuerza la maquinaria para que Zapatero esté en la cumbre financiera

- Rajoy: "Uno paga las consecuencias de algunas cosas que no debiera haber hecho"

MADRID, 23 Oct. (OTR/PRESS) -

El Gobierno socialista ha emprendido una ofensiva diplomática en todos los frentes para conseguir que el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, esté presente el 15 de noviembre en la reunión de los líderes del G-20 en Washington, una cumbre de esencial importancia para el futuro toda vez que se discutirán los principios de la llamada 'refundación del capitalismo'. Mientras, el líder del PP, Mariano Rajoy, ofreció su "apoyo" al Gobierno para lograr que España esté presente en dicho foro, aunque le recordó a Zapatero, por "obligación", que "a veces uno paga las consecuencias de algunas cosas que no debiera haber hecho".

"En todas direcciones y en todos los niveles". Así definieron hoy fuentes gubernamentales los frentes abiertos por la diplomacia española para lograr un asiento en la reunión que tendrá lugar el próximo 15 de noviembre en Washington. Y es que, explicaron, no es un "capricho" del Gobierno estar en esa reunión, sino que responde a razones objetivas basadas, en primer lugar, en su peso económico en el mundo y, en segundo lugar, debido a que su sistema financiero ha sido el que ha demostrado una "mayor fortaleza" ante la actual crisis. Por ello, sostienen que el Gobierno español tiene cosas que aportar en esa conferencia.

Las mismas fuentes no precisaron si el Rey ha hecho alguna gestión para inclinar la balanza y precisaron que de momento no ha habido ninguna conversación entre Zapatero y Bush, aunque sí mencionaron expresamente contactos entre embajadas y con el Congreso de EE.UU. En cualquier caso, se mostraron "optimistas" respecto a la invitación para la cumbre del 15 de noviembre llegue antes del próximo 4 de noviembre, cuando se celebran las elecciones estadounidenses, al tiempo que reconocieron que los próximos comicios en EE.UU. pueden ser decisivos, toda vez que Bush podría escuchar la opinión del ganador de los mismos.

La ofensiva diplomática de momento ha conseguido que el primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el jefe de la Comisión Europea, Durao Barroso, declaren su apoyo a la causa española. El último en sumarse ha sido el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, Joaquín Almunia, que consideró que "la relevancia y la dimensión" de España exigen que esté presente en la cumbre del G-20, aunque también consideró más necesario que los países europeos que asistan "tengan una sola voz" para ser más influyentes en las decisiones que se tomen para diseñar las líneas que estabilicen el sistema financiero y la economía.

"TRECE DÍAS PASAN RÁPIDO"

Por su parte, el líder del PP, en una entrevista en TVE, consideró que "sería muy mala noticia para España" quedarse fuera de esa cumbre y, por ello, solicitó al Gobierno del PSOE que "haga un esfuerzo" para que nuestro país tenga un asiento en esa reunión, porque España "se juega el prestigio". "Aquí yo apoyo al Gobierno, pero es mi obligación decirle que tiene que tomarse en serio la política exterior y que a veces uno paga las consecuencias de algunas cosas que no debiera haber hecho", sentenció Rajoy, que consideró que "sobraban" algunas afirmaciones y "frivolidades" que ha realizado Zapatero, como la de sostener que en Nueva York, Francia o Italia tienen envidia de nuestro país.

Y mientras el Gobierno echa el resto en esfuerzos diplomáticos, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, durante una entrevista en Antena 3, deseaba que "pase pronto el 4 de noviembre" para que "se cierre una etapa política que no sólo nos ha conducido a una guerra desastrosa, sino a un crack no visto desde el 29" que tiene "nombres y apellidos". En este sentido, el número dos de los socialistas recalcó que el epicentro de la crisis está en EE.UU. y "en las políticas neoconservadoras que impulsó inicialmente Margaret Tatcher y Ronald Reagan y que luego desarrolló la Administración Bush en EE.UU." que preconizaban "una economía absolutamente sin reglas, sin controles".

Menos sutil fue el ministro de Industria, Miguel Sebastián, que durante su presencia en la inauguración del Foro de inversión y Cooperación hispano-china en Tianjin (China) llegó a sentenciar: "Es evidente que la crisis se originó en EE.UU. estamos en un mundo global, en un sistema financiero integrado y no nos podemos aislar de las turbulencias financieras de EE.UU. Ya sólo quedan trece días de Bush, y trece días pasan rápido". Sin embargo, parece que el ministro no tuvo en cuenta que aunque las elecciones se celebran el 4 de noviembre, la toma de posesión del nuevo presidente no será hasta enero.

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