- Pese a las grandes hipotecas, cada ves son más los jóvenes que se independizan, según los datos del Observatorio Joven de Vivienda
VALLADOLID, 19 Mar. (OTR/PRESS) -
Que la situación de los jóvenes españoles que quieren lanzarse a comprar su propia vivienda es crítica es algo muy conocido por todos. Sin embargo, los nuevos datos del Observatorio Joven de Vivienda en España correspondientes al tercer trimestre de 2007 han conseguido concretar estas dificultades. De esta forma, una persona joven necesitaría cobrar un 132,31% más para poder comprar una casa sin endeudarse excesivamente. No obstante, parece que las ansias de independizarse pueden más que las grandes hipotecas, de forma que en el tercer trimestre de 2007, la tasa de emancipación de los jóvenes registró los mejores datos de los últimos cuatro años, con más del 45%.
Con el salario medio real de los jóvenes, que se encuentra aproximadamente en los 16.370,13 euros, es prácticamente imposible adquirir una vivienda libre en nuestro país. Así lo advirtió el Consejo de la Juventud, que indicó que la situación ideal para que los jóvenes puedan convertirse en compradores de un nuevo hogar es que cobraran 38.028,89 euros anuales, lo que significa un 132,31% más. En este incremento se encontraría la diferencia entre el endeudamiento excesivo y una situación más holgada, según explicó Mario Esteban, presidente del Consejo de la Juventud.
En este sentido, y ante un panorama tan negro, el esfuerzo de una persona joven que ha dado el paso de comprarse una vivienda asciende a un 69,7% de su salario, porcentaje que aumenta aún más en los jóvenes menores de 25 años, para quienes el esfuerzo de pagar la hipoteca alcanza el 91,5% de su salario. Estos porcentajes son dramáticos ya que, según Esteban, "nunca se debería destinar más del 30% del salario" a la compra de una vivienda. De esta forma, la superficie máxima tolerable que debe tener una vivienda para no dedicar más del 30% del salario a la hipoteca se sitúa en los 43 metros cuadrados construidos.
Además, concretó la situación atendiendo a las diferentes comunidades autónomas, de forma que las mayores dificultades para acceder a una vivienda libre se encuentran en País Vasco (donde los salarios deberían aumentar un 186,64%), Baleares (183,87%) y Comunidad de Madrid (84,32%).
En el otro extremo, aquellas comunidades en las que la diferencia entre ingresos reales e ingresos necesarios es menor son Extremadura (42,83%), Navarra (70,69%) y Castilla y León (84,32%).
Sin embargo, y a pesar de estos datos, la tasa de emancipación entre los jóvenes es cada vez más positiva, de forma que en el tercer trimestre de 2007 se alcanzó una tasa del 45,2%, la más alta de los últimos cuatro años. Pero, aunque en general este dato sea optimista, Esteban puso el acento sobre que este porcentaje significa que aún más de la mitad de la población joven sigue en casa de sus padres.
'EFECTO YOYÓ'
Atendiendo a los datos de aquellos jóvenes que se independizaron en el margen de tiempo que contempla el Observatorio Joven de Vivienda en España, se deriva que los peores datos de emancipación vienen de la mano de los menores de 25 años, entre los que "tan sólo 13 de cada 100 jóvenes han logrado emanciparse". En el tramo de edad superior a los 30 años, casi tres de cada cuatro jóvenes ya viven en un hogar independiente.
El estudio revela también que las mujeres son las que más rápidamente consiguen formar parte de un nuevo hogar, lo que sitúa la distancia entre la tasa de emancipación femenina y la masculina en unos 10 puntos, un 50,3% para las primeras frente a un 40,4% para ellos.
Con todo, queda patente que aún queda mucho por hacer para facilitar a los jóvenes el acceso a su propia vivienda. Así, Esteban reivindicó la puesta en marcha de políticas que ayuden a la emancipación, en especial un pacto estatal para la vivienda suscrito entre las principales fuerzas políticas. Serían necesarios también la creación de institutos públicos de vivienda que gestionen ayudas y garantizar un cupo de viviendas para jóvenes potenciando la construcción de viviendas públicas protegidas en régimen de alquiler para aquellos con menos ingresos. De no darse todo esto, la situación conllevaría un 'efecto yoyó', consistente en que los jóvenes emancipados tuvieran que volver a casa de sus progenitores con la "frustración y desánimo personal" que conllevaría.