MADRID 16 May. (OTR/PRESS) -
La increíblemente opaca, a veces demencial, política española podría circunscribirse hoy a apenas diez preguntas, en las que se contienen especulaciones y hasta propagandas subliminales, a las que voy a tratar de responder. Son, a mi juicio, cinco 'noes' y otros tantos 'síes', todos ellos evidentemente discutibles, los que marcarán el futuro inmediato de las encrucijadas en las que nos encontramos, según lo que ahora me atrevo a pronosticar. Comencemos:
Así, ¿tiene el perdón un efecto sanador, como dijo Sánchez a propósito de los indultos y de la amnistía refiriéndose a Cataluña? NO; la enfermedad de fondo continúa, aunque los resultados electorales se hayan inclinado ahora por el constitucionalismo. ¿Normaliza la amnistía la irregular situación que vive Cataluña? NO; la amnistía es una excepcionalidad en sí misma y su aplicación en este caso significa todo lo contrario de una normalización. ¿Ha acabado el 'procés', como dicen algunos, tanto en la derecha como en la izquierda?NO; las reivindicaciones de los independentistas siguen intactas, aunque no se planteen ahora con la radicalidad de 2017. ¿Cederá Pedro Sánchez ante Puigdemont y le dará la presidencia de la Generalitat, relegando al ganador de las elecciones catalanas, Salvador Illa, como vaticina Feijóo? NO; Sánchez no podría hacerlo, aunque quisiera, porque correría el riesgo de partir el PSC y, además, no se lo tolerarían los votantes socialistas del resto de España.
Aún me queda un último NO, conectado a los próximos 'síes'. ¿Le quedan tres años a esta Legislatura, como aseguró este martes la ministra portavoz, Pilar Alegría? NO; de ninguna manera podría Sánchez prolongar hasta 2027 su actual inestabilidad con los socios catalanes ni la caótica situación con jueces, fiscales, instituciones, que podrían acabar derivando en España como un Estado casi fallido.
Por tanto, ¿Será Illa probablemente, y dicho sea con todas las salvedades y cautelas, el próximo president de la Generalitat? SI; su partido le apoya y probablemente Esquerra Republicana acabará haciéndolo también. Y SI, sería una catástrofe democrática que eso no ocurriera de esa manera. ¿Acabará Puigdemont retirado de la política, tras haber lanzado su última exigencia para que se viole el resultado de las elecciones y se le permita a él presidir la Generalitat, obviando al ganador, Illa?SI; ha perdido las elecciones por mucho que ahora trate de disimularlo y tendrá que acabar cumpliendo con su promesa de retirarse si no obtenía la presidencia de la Generalitat.
Antes de esa retirada, ¿podría Puigdemont, como Sansón, tratar de hundir el tempo con los filisteos, es decir, los socialistas y Sánchez, dentro? SI; está en su naturaleza. En ese caso, al perder un apoyo fundamental en el Congreso, ¿se sentiría tentado Pedro Sánchez de convocar unas elecciones generales incluso ya este otoño?SI; Sánchez se siente fuerte tras el éxito, que él se atribuye en buena parte, de las elecciones catalanas, con la buena marcha de la economía y con los alentadores resultados que le da el CIS de Tezanos. En esas condiciones, y ante la dificultad de prolongar mucho más la Legislatura, Sánchez podría disolver las Cámaras, haciendo coincidir su convocatoria con las de las elecciones catalanas, si es que estas -me parece improbable- tuvieran que repetirse y convocarse de nuevo el 25 de agosto, para celebrarse en el tercer fin de semana de octubre.
Hasta aquí, unas previsiones quizá arriesgadas, que contradicen las expresadas por las dos principales fuerzas políticas, pero que podríamos considerar 'lógicas'. Pero que seguramente valdrán de poco en el país donde lo ilógico y lo anormal priman casi siempre sobre lo que sería más acorde con el sentido común y con esa normalidad rutinaria, segura, que es la esencia de una buena democracia.