MADRID, 12 Ene. (EDIZIONES/Portaltic) -
Lily Camera es un proyecto de dron de reducidas dimensiones al que sus responsables ponen fin después de más de tres años de trabajo con la promesa de devolver el dinero a los mecenas que confiaron en ellos.
Este dron es obra de Antoine y Henry, quienes iniciaron el proyecto en la Universidad de Berkeley con la idea de crear un dron autónomo que siguiera a su dueño desde el aire.
Lily Camera ha destacado en todo momento por su tamaño, ya que se trata de un dron pequeño, de unos 26x26x8 centímetros, y ligero, ya que pesa 1,3 kilogramos. Su diseño ha sido otro de los puntos más llamativos: redondeado, con luces LED que simulan unos ojillos risueños.
No obstante, como explican Antoine y Henry, la 'startup' ha tenido altibajos, que finalmente han llevado a hacer imposible la continuidad del proyecto, a pesar de los comentarios positivos que han recibido en todo momento. Llegaron incluso a recibir el premio a la Innovación en CES 2016 por Lily Camera.
El proyecto llegó a recaudar importantes de sumas de dinero: 15 millones de dólares de una ronda de financiación privada, y el resto, hasta alcanzar los 34 millones, de las pre-órdenes de compra.
Su fin no dejará con las manos vacías a los mecenas que aportaron dinero para hacerlo posible, y conseguir a cambio el dron --el precio de mercado rondaba los mil dólares--. A todos les será reembolsado lo que aportaron, como han asegurado sus responsables en un comunicado.
Lily Camera no es primer proyecto que fracasa; algunos de los más sonados han salido de plataformas de 'crowdfunding', como Kickstarter. Los responsables del reloj más fino del mundo, CST-01, acabaron en banca rota, sin anunciar si devolverían el dinero recaudado. El creador de la impresora 3D Peachy Printer sí prometió el reembolso, pero posteriormente no lo hizo, mientras que la nevera más famosa, Coolest Cooler, se vio superada por su éxito, incapaz de hacer frente a los pedidos.