29M.- Archidiócesis de Sevilla exige que se ejerza "por medios pacíficos" y se reconozca "el derecho a participar o no"

Actualizado: viernes, 23 marzo 2012 17:15

Señala que su primera preocupación es "los 5,3 millones de parados" y que, éstos accedan a un empleo, "debe ser el objetivo de sindicatos, gobierno y empresarios"

SEVILLA, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

La Archidiócesis de Sevilla, a través de la Delegación Diocesana de Pastoral Obrera, ha emitido este viernes una reflexión sobre la convocatoria de huelga general para el día 29 de marzo, en la que recuerda que "no corresponde a la Iglesia emitir un juicio técnico sobre la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy" y señala que "solo deben exigir a quien ejerza su derecho que lo haga por medios pacíficos, respetando el derecho de cada cual a decidir libremente su participación o no en la misma y buscando la justicia para todos pero de una manera especial para los que más lo necesitan".

Así, la reflexión enviada por el Arzobispado de Sevilla reconoce que "vivimos una crisis moral y ética sin precedentes cuyo principal exponente es la crisis económica que ha provocado el cierre de numerosas pequeñas y medianas empresas, y ha condenado a 5,3 millones de trabajadores al desempleo, especialmente entre los jóvenes y los mayores, y ha dejado a un millón y medio de familias con todos sus miembros en paro". En esta situación, argumenta que el Gobierno ha realizado "una profunda" reforma, "aplaudida por los empresarios y por los sectores económicos más importantes" y "rechazada" por los sindicatos y numerosos especialistas.

En este contexto, "numerosas manifestaciones y la convocatoria de una huelga general para el próximo día 29 de marzo es la respuesta de los sindicatos, que piden diálogo al Gobierno para cambiar aquellos aspectos de la reforma que consideran más lesivos e inaceptables", señala. Sin embargo, la Pastoral Obrera concreta que "no corresponde a la Iglesia emitir un juicio técnico sobre dicha reforma, pero estas realidades están en el corazón de las preocupaciones y oraciones de la misma".

Además, recuerda que el derecho a la huelga está reconocido en la Constitución y es por lo tanto "un derecho cuyo ejercicio debe ser posibilitado y protegido por todos y un derecho reconocido también por la Doctrina Social de la Iglesia". Por tanto, "solo debemos exigir a quienes lo ejercen que se haga por medios pacíficos, respetando el derecho de cada cual a decidir libremente su participación o no en la misma y buscando la justicia para todos pero de una manera especial para los que más lo necesitan", ha solicitado la Delegación Diocesana en la reflexión.

Por otro lado, ha reconocido que la primera preocupación de la Iglesia es "los 5,3 millones de parados, los jóvenes sin futuro, las familias con todos sus miembros en paro, los parados de larga duración" y, según añade, que éstos puedan acceder a un empleo "decente debe ser el objetivo de todo cuanto se haga por sindicatos, gobierno, empresarios y toda la sociedad".

Pero mientras encuentran empleo, asegura que la Iglesia "no se cansará de repetir que todo ser humano tiene un derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios necesarios para un decoroso nivel de vida, principalmente, el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y, finalmente, los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado".

Además, añade que "el hombre también posee el derecho a la seguridad personal en caso de enfermedad, invalidez, viudedad, vejez, paro y, por último, cualquier otra eventualidad que le prive, sin culpa suya, de los medios necesarios para su sustento". En este caso, la obligación de prestar subsidio a favor de los desocupados para la subsistencia de ellos y de sus familias es una obligación que brota del principio fundamental del orden moral, esto es, del principio del uso común de los bienes", ha apuntado.

Por otro lado, la reflexión aborda el "mercado de trabajo", donde, a su juicio, se produce "una distorsión provocada por el hecho de que la noción de compra exige la presencia de tres factores un comprador, un vendedor y una mercancía objeto de compraventa". En este sentido, aclara que "en la venta de trabajo, tal como se realiza en el contrato laboral, desaparece uno de los tres factores que acabamos de nombrar, la mercancía, pues dos de los factores se juntan en uno, el vendedor y la mercancía son la misma cosa, el trabajador". Por ello, advierte del peligro de considerar el trabajo como una "mercancía sui generis".

En este sentido, recuerda las palabras del Papa Juan Pablo II, en la que avisaba de que "el trabajo es uno de los aspectos, perenne y fundamental, siempre actual y que exige constantemente una renovada atención y un decidido testimonio, porque surgen siempre nuevos interrogantes y amenazas".

Igualmente, rechaza que el ser humano sea "tratado y considerado como un objeto utilizable, un instrumento, una cosa". Consciente de que el trabajo es una condición para hacer posible la vida de familia, la Pastoral Obrera de la Archidiócesis de Sevilla apunta que para que esto pueda ser así, la legislación laboral debe considerar que "la familia constituye uno de los puntos de referencia más importantes para la formación del orden socioeconómico del trabajo humano".