MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
María Luz Fernández, una mujer de 73 años, acudió el pasado 4 de noviembre de 2007 en el Complejo Hospitalario de Ourense (CHOU) para operarse de la prótesis de una de sus rodillas, y cinco meses después permanece ingresada después de haber pasado varias veces por el quirófano y con riesgo de perder una pierna mientras la Administración decide a qué centro derivarla para someterla a la que debería ser la última intervención.
La familia de María Luz no consigue comprender cómo una persona que podía caminar cuando ingresó, se ha pasado los últimos cinco meses encamada y corre el riesgo de perder su pierna. "Mi madre, cuando entró el 4 de noviembre lo hizo andando, con sus problemas, para sacarse la prótesis, y lleva cinco meses encamada", afirmó a Europa Press Televisión Charo Jiménez, una de las hijas de María Luz.
Como si de una novela kafkiana se tratase, el calvario que están sufriendo estas personas se explica aludiendo a la burocracia, que no termina de ponerse de acuerdo sobre qué centro debe hacerse cargo del tratamiento de la paciente.
Seis días después de la operación para la que había ingresado "la mala suerte" quiso que María Luz se cayera en el pasillo del Hospital.
"Tuvo que ser intervenida una segunda vez" con el aviso previo de los propios médicos del centro de que podía contraer "una infección". "De hecho, así sucedió", afirmó su hija.
El 30 de noviembre, la madre de Charo volvió a entrar en quirófano "para hacerle una limpieza de la infección", pero "como la infección no cedió y la herida tampoco cerró", en enero de 2008 María Luz fue trasladada a Santiago de Compostela para que le realizaran una intervención los cirujanos plásticos "por culpa de un colgajo que tenía en la rodilla". Después de la intervención fue remitida de nuevo a Ourense.
"Pero esa operación tuvo rechazo, por lo que tuvo que ser remitida otra vez a Santiago para que le extrajeran la prótesis" y como en el centro de la capital gallega "hay también servicio de cirugía plástica", para que realizaran al mismo tiempo la intervención plástica a la que tiene que ser sometida.
"Pero los traumatólogos de Santiago se niegan a realizar esa intervención porque dicen que fueron los de Ourense y que son ellos los que tienen que hacerla", dijo.
Después de eso y ante la falta de opciones para poder realizar al mismo tiempo las dos intervenciones, la familia de María Luz Fernández "suplica" por escrito que la deriven al centro concertado Povisa de Vigo.
La Dirección Provincial del Servicio Galego de Saúde de Ourense le contesta en un escrito que "se deben agotar todas las posibilidades que ofrece el Sistema Sanitario antes de producir la remisión a un centro privado", y hasta el día de hoy, están esperando a que les remitan a algún centro.
Desde entonces, María Luz ha empeorado bastante; "incluso los médicos temen que pueda perder la pierna", por lo que, si no se produce una respuesta inmediata de la Administración, los mismos médicos del CHOU "procederán el próximo jueves a una nueva intervención para quitarle la prótesis "con lo que eso implica; que tenga que volver a ser operada en otro centro para llevar a cabo la intervención plástica, con todos los riesgos que eso conlleva".
El marido de María Luz, Argimiro Jiménez, no puede disimular su cansancio. Además es él, enfermo de diabetes, quien tiene que pasarse las horas con su mujer, ya que sus hijas no pueden por motivos de trabajo. "A ver si nos pueden echar una mano y que se solucione este problema que es lo único que yo quiero", concluyó.