Audiencia Provincial de Almería, Palacio de Justicia
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Publicado: martes, 6 marzo 2018 17:28

ALMERÍA, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

El procesado por matar de un tiro en el pecho a la joven de 19 años Fátima en Oria (Almería) hace dos años ha indicado este martes en sala que es un "asesino" si bien ha afirmado, posteriormente, a preguntas de su defensa, que cuando empuñó la escopeta y disparó "no apunté hace nadie".

"Reconozco que soy un asesino", ha espetado al tribunal nada más comenzar la vista oral en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial en el transcurso de la que no ha aclarado qué le impulsó aquel 6 de marzo de 2016 a allanar la vivienda de la joven tras violentar la puerta de acceso disparando a la cerradura y a matar a Fátima.

T.G.R., que se enfrenta a una petición fiscal de 30 años de prisión, se ha negado a responder a las preguntas formuladas por el Ministerio Público y del letrado de la acusación particular, que apunta a un posible móvil de "odio racial" y sólo ha atendido a su abogada para relatar lo que hizo.

Ha señalado que el día del crimen había tomado abundante alcohol y consumido "dos gramos de cocaína" porque "soy consumidor habitual y estoy en tratamiento" al tiempo que ha negado relación alguna con la víctima o su familia.

T.G.R. ha detallado que se personó ante la vivienda de quienes habían sido sus vecinos, tocó y que "no le abrió nadie", por lo que empezó a gritar que le "dejaran entrar". "No me dejaron ni me contestaron y disparé contra la cerradura", ha dicho.

Tras asegurar que en la vivienda estaban la víctima y su hermana de 16 años, ha trasladado que estas comenzaron a preguntarle que "por qué estaba allí" y a decirle que se "marchara porque no podía estar allí, subnormal, me dijeron".

Ha reconocido que intentó subir por las escaleras al piso superior pero que solo ascendió dos escalones. "Fátima no me gritó, estaba tranquila y me impidió subir los escalones pero la pequeña no paraba de gritar. Hablaban entre ellas pero no las entendía y no las toqué, me quedé quieto", ha añadido.

T.G.R. ha continuado afirmando que, a continuación, salió a la calle "dándoles la espalda" y luego se dio la vuelta. "Cuando disparé sí vi a Fátima pero no apunte hacia nadie la escopeta. La vi caer al suelo, me fui y rompí la escopeta porque lo que había hecho no estaba bien y me sentí mal".

Después, según ha ahondado, se dirigió a su coche "sin intención de huir" y a casa de un vecino, a quien confesó lo hecho. "Le dije que había matado a una chica, me dijo que iba a llamar a la Guardia Civil y le dije que sí, que la llamase", ha precisado.

Pese a que ha negado ser "racista" y ha remarcado que tienen "amigos árabes", ha admitido que a los agentes que practicaron su detención, a la que no se resistió, les dijo que había matado "a una mora".

"LOS MOROS ME PERSIGUEN POR TODOS LADOS"

En el mismo sentido se ha expresado el vecino a cuyo domicilio acudió después de disparar contra la joven de 19 años. El testigo ha confirmado que se dirigió a él con la misma expresión y que, cuando le preguntó porqué lo había hecho, "solo me decía: los moros me persiguen por todos lados; voy a Oria y me persiguen; voy a Albox y me persiguen".

Ha señalado, asimismo, que estaba "tranquilo" hasta el punto de afirmar que "yo estaba más nervioso que él" y que "hablaba normal". "No me pareció borracho", ha especificado para ratificar que víctima y procesado habían sido "vecinos pero sin problemas entre ellos".

Por su parte, la madre de la víctima ha insistido en que "no había motivo de enemistad" y que "nunca tuvo problemas con mi hija o con nadie de mi familia". "En el pueblo se hablaba de que vendía, de que trapicheaba con drogas pero yo no lo sé", ha añadido.

En la práctica de la prueba, los agentes de la Guardia Civil han dicho que encontraron dos vainas y que la victima tenía un disparo en el pecho a muy corta distancia. "Incluso le entró en el cuerpo parte del cartucho", han detallado.

El fiscal solicita para T.G.R. penas que suman 30 años de prisión por presuntos delitos de asesinato, allanamiento de vivienda y tenencia ilícita de armas, dado que la escopeta que habría empleado y que posteriormente rompió contra una losa de mármol de varios golpes pertenecía a su padre, de quien no obtuvo consentimiento para tomarla.

Sostiene que la víctima no pudo hacer "nada" para evitar el ataque, pues "incluso se encontraba en pijama" cuando recibió el disparo, que se efectuó mediante un cartucho que contenía "varios proyectiles" que afectaron a "órganos vitales", lo que ocasionó la muerte de la chica por una herida "mortal de necesidad".

Además de las penas privativas de libertad, el Ministerio Público pide también una multa de 20 meses a razón de nueve euros diarios por un delito de daños, 31 años de alejamiento a 500 metros de las familiares de la víctima e indemnizaciones por un total de 230.790 euros.

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