Greenpeace alerta sobre el aumento del nivel del mar y la disminución de recursos hídricos en el Cantábrico

Actualizado: martes, 5 mayo 2009 17:13

Pide al Gobierno 2.700 millones de euros para luchar contra el cambio climático y advierte de que España es el país europeo más vulnerable SANTANDER/MADRID, 5 May. (EUROPA PRESS) -

La organización ecologista Greenpeace considera que las playas del Cantábrico son "altamente vulnerables" por el incremento aumento nivel del mar y señala que esta zona ha sufrido un "fuerte aumento" durante el periodo 1975-1990, relacionado con el hecho de que Santander muestra un calentamiento promedio superior a un cuarto de grado desde ese último año.

Según un informe presentado hoy por Greenpeace sobre 'La crisis del clima', la previsión es que exista un retroceso de la linea de la costa de un metro por cada centímetro que aumente el nivel del mar, por lo que "muchas" de las playas de Cantabria y del País Vasco, van "a quedarse sin zona de arena", con las repercusiones que este hecho tiene tanto a nivel ecológico como económico. subraya el estudio.

En cuanto a las precipitaciones, el informe indica que se han registrado alteraciones en la disponibilidad de recursos hídricos con una tendencia "claramente negativa" de las lluvias en buena parte del territorio desde la segunda mitad del siglo XX, y señala particularmente al Cantábrico, con disminuciones de 4,8 mm al año en Santander y 3,3 mm en Bilbao, así como en el sureste peninsular.

Coincidiendo con la celebración de su 25 aniversario, en la que se presentó este informe y el libro '25 años de acción', Greenpeace pidió hoy al Gobierno una partida de 2.700 millones de euros para luchar contra el cambio climático y un compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Así, la asociación advierte de que para evitar el aumento "peligroso" de temperaturas en todo el mundo (más de 2 grados centígrados en este siglo) las emisiones de CO2 deben llegar a su pico en 2015 y después descender rápidamente hasta niveles lo más cercanos a cero posible.

Para alcanzar este objetivo es necesario, en su opinión, que los países desarrollados alcancen una reducción mínima de emisiones del 40 por ciento para 2020 (tomando como referencia los niveles de 1990) y que los países en desarrollo contribuyan a este esfuerzo global moderando su crecimiento proyectado de emisiones entre un 15 y un 30 por ciento para 2020.

El estudio, resalta que España "es uno de los países más vulnerables al cambio climático de toda la Unión Europea, ya que el aumento de la temperatura de 1,5 grados registrado en el último siglo "supera ampliamente la media del continente (0,95ºC) y representa más del doble de la media mundial (0,74ºC)".

Greenpeace, comenta que durante el siglo XX, y particularmente desde 1973 en adelante, las temperaturas en España han aumentado de forma general. Concretamente, cita que en España, el año más caluroso de los últimos cincuenta años fue el 2006, donde la anomalía media de las temperaturas respecto a la media del periodo de referencia 1961-1990 es de 1,34 grados centígrados superior.

En este sentido, el informe puntualiza que los cinco años más cálidos en España han sido 2006, 1995, 1997, 2003 y 1993, atendiendo a los últimos datos registrados por la Agencia Estatal de Meteorología en 2008.

NIVEL DEL MAR EN EL NORTE

Igualmente, resalta que las zonas más vulnerables a la subida del nivel del mar son el norte de la Península, donde se ha registrado un aumento de entre 2 y 3 milímetros al año en la segunda mitad del sigo XX, y de las Islas Canarias.

Respecto a los escenarios de mayor riesgo en España, Greenpeace apunta a los glaciares pirenaicos, que han perdido más del 80 por ciento en los últimos años; las playas y zonas costeras, que se enfrentan a un riesgo de retroceso de, "como mínimo" 15 metros; los humedales y las lagunas litorales.

Además, indica que los impactos del calentamiento global en la flora y la fauna "proliferan en todo el territorio", desde las migraciones altitudinales constatadas en la Sierra de Guadarrama (Madrid) hasta las alteraciones en el ciclo reproductivo de especies o la presencia de especies tropicales invasoras en las Islas Canarias.

En la misma línea, el estudio revela impactos "evidentes" en los sectores productivos: tendencia a la "africanización" del sur de la Península y a la "mediterranización" del norte que provoca el desplazamiento en latitud de muchos cultivos, afectando "seriamente" a los viñedos de todo el país, a la producción forestal en la meseta norte, a la producción agrícola en Andalucía y al turismo. "La ola de calor de 2003 generó 810 millones de euros en pérdidas en la agricultura del país", añade.

La organización ecologista advierte además de fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor y sequías, así como de catástrofes naturales y destaca que España es uno de los países de Europa "con mayor mortalidad relacionada con el calor y uno de los principales emplazamientos del continente en cuanto a grandes incendios forestales".

ESTRAGOS EN LA SALUD HUMANA

"El cambio climático no sólo afectará al medio natural, sino que también podría causar estragos en la salud humana con aumentos de la morbilidad debidos a las olas de calor, alergias, o la visión de nuevos vectores de aparición de enfermedades infecciosas y parasitarias", añade el informe.

Según apunta Greenpeace, el cambio climático "no es una predicción" sino un fenómeno "real" cuyos impactos se notan en España. A su juicio, según los últimos datos científicos, el escenario en el que se encuentra la Península Ibérica supera "con creces" cualquiera de las previsiones anteriores y es "evidente" que la amenaza de impactos irreversibles "es mucho más inmediata" de lo que se hubiera podido imaginar.

En este sentido, indican que todavía España "está a tiempo" de evitar un futuro catastrófico. Así, para evitar el aumento de la temperatura piden que en la próxima cumbre mundial de cambio climático, la COP15 que se celebrará en diciembre en Copenhage, debe asegurar que las emisiones de gases de efecto invernadero globales alcancen su máximo en 2015.

"La única forma de impulsar las negociaciones internacionales en materia de clima es poner el dinero sobre la mesa. Los gobiernos acaban de destinar al rescate de los bancos el equivalente a una cena de lujo semanal para cada ciudadano de la UE, lo que Greenpeace les pide para el rescate del clima equivale, en los mismo términos, a un café", concluyó la responsable de la campaña de cambio climático y energía de Greenpeace, Aída Vila.