MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) - En experimentos realizados en la Universidad de Iowa, las palomas eran colocadas ante una pantalla de computadora con una línea horizontal estática y tenían que juzgar su longitud o la cantidad de tiempo que era visible para ellas. Las palomas juzgaron que las líneas más largas también tienen una duración más larga y que las líneas de mayor duración también son más largas. Los humanos son capaces de percibir el espacio y el tiempo, incluso sin la ayuda de invenciones como un reloj o una regla. La región del cerebro que ayuda a los humanos a hacer esos conceptos abstractos más tangibles es la corteza parietal, parte de la corteza cerebral y la capa más externa del cerebro. Se sabe que la corteza cerebral es un lugar de procesos de pensamiento más elevados, incluido el habla y la toma de decisiones, y los cuatro lóbulos que lo componen, incluida la corteza parietal, procesan diferentes tipos de información sensorial. Wasserman y su equipo quisieron averiguarlo colocando a las palomas en una serie de tareas llamadas prueba de "magnitud común". En pocas palabras, las aves se muestran ante una pantalla de computadora con una línea horizontal de 6 cm o 24 cm de largo durante 2 segundos u 8 segundos. Si transmitían correctamente (al picotear uno de los cuatro símbolos visuales) la longitud o la duración de la línea, recibían alimentos. La prueba se volvió más matizada. Los investigadores introdujeron longitudes de línea adicionales, agregando así una mayor variabilidad al juzgar si una línea era corta o larga; también presentaron la línea a las palomas para una duración más corta o más larga. Los investigadores encontraron que la longitud de la línea afectaba la discriminación de las palomas sobre la duración de la línea, y la duración de la línea afectaba la discriminación de la longitud de la línea de las palomas. Esta interacción del espacio y el tiempo fue paralela a la investigación realizada con humanos y monos y reveló la codificación neuronal común de estas dos dimensiones físicas. Los investigadores creían anteriormente que la corteza parietal era el lugar de esta interacción. Sin embargo, debido a que las palomas carecen de una corteza parietal aparente, los hallazgos de Wasserman sugieren que este no es siempre el caso. Benjamin De Corte, un estudiante graduado de tercer año con el Instituto de Neurociencia de la Universidad de Iowa y que ayudó a diseñar y ejecutar los experimentos, dice que los resultados muestran que las palomas procesan el espacio y el tiempo de forma similar a los humanos y otros primates.