Tom Burns: "En España perdura el tópico de la sociedad más primitiva y rural"

Hispanomanía de Tom Burns Marañón
GALAXIA GUTENBERG-CÍRCULO DE LECTORES
Actualizado: lunes, 12 mayo 2014 14:32

MADRID, 12 May. (EUROPA PRESS) -

El periodista y ensayista Tom Burns Marañón reedita el volumen 'Hispanomanía' (Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores), en el que da a conocer la mirada que varios autores viajeros anglosajones de los siglos XIX y XX tuvieron de la España menos industrializada y ancestral de la época.

Ahora, Burns completa esta perspectiva con un prólogo dedicado a tres autores franceses que se incluye en esta nueva edición: Théophile Gautier, George Sand y Maurice Legendre, tres autores "muy distintos" que, gracias a su "vecindad" y a sus similitudes en materia religiosa han mantenido más complicidad, según explica Burns durante una entrevista concedida a Europa Press.

Por un lado, aunque Gautier y Sand escribieron a la vez, sus conclusiones fueron "dispares": frente a la España "romántica" que "entusiasmaba" al primero, contrasta el país "miserable" que describe el segundo. A ellos se suma la mirada del "conservador y católico" Legendre, quien alude en su libro 'Semblanza de España' a la "España heroica", un país de "precursores, santos y desolados".

Preguntado acerca del motivo que llevó a estos autores, así como a los viajeros que incluyó en la primera edición (Ernest Hemingway, George Orwell, Richard Ford Blanco White, entre otros) a establecerse en España, Burns hace referencia a la "fascinación" por un mundo no industrializado, a diferencia de sus países de origen, así como cierta "nostalgia" de otro tiempo.

España era un lugar "desconocido" pero "cercano", lleno de literatura, que aún estaba por descubrir, con el "atractivo" de haber sido un "gran imperio" y de haber emprendido una "gran gesta": la lucha contra Napoleón, quien pensó que atravesar España iba a ser solo "un paseo".

A pesar de tratarse de una sociedad "no mecanizada", estos viajeros románticos dirigen su foco solo hacia los temas más rurales y ancestrales. Según indica Burns, hacen "rancho aparte y no se congenian con intelectuales españoles de su rango y su tiempo", porque lo que les gusta son "las clases más populares".

De hecho, el autor de 'Hispanomanía' cree que "en España perdura el tópico de la sociedad más primitiva y rural" al que contribuyeron estos autores, y "no se acepta que España sea un país industrializado, con una sociedad muy urbanizada, un país posiblemente con las mejores infraestructuras y carreteras".

"CURIOSOS IMPERTINENTES"

Uno de los autores a los que se hace referencia en este libro, George Borrow, vive "entusiasmado" con los gitanos y, a pesar de vivir "a dos portales" de Mariano José de Larra, no se relacionó con él y tampoco mencionó nada acerca de su suicidio.

"En la España del XIX y del XX hay unas capas ilustradas que intentan modernizar el país, construir canales y puertos, agilizar la administración. A estos autores no les interesan para nada y eso es una lástima", cuenta el autor de 'Hispanomanía'.

Un ejemplo de la mirada más excéntrica de estos viajeros es el libro 'Cuaderno para viajantes en España', de Richard Ford, quien aseguró que en España no se iba a poder construir ferrocarriles nunca. Burns relata que el escritor se paseó por España junto a los "arrieros" (quienes transportaban los víveres) y comentaba que si algún día llegaba la "locomotora luterana", estos arrieros se levantarían "para destruirla" y conseguir así que no les quitaran "el pan de las manos".

La atracción de Gerald Brenan, por su parte, reside en el "placer leer sobre temas rurales" que aún ocurrían en el país, como el día en el que tras comprar tabaco encontró monedas púnicas en la calderilla del cambio, el "colmo de la felicidad" para él.

Burns se refiere a estos autores como "curiosos impertinentes", mote que les pusieron los españoles y que en la España "más oscurantista, más cerrada en sí misma y más clerical" ambos conceptos estaban "muy unidos". "La curiosidad y querer saber por qué ocurre una cosa y no otra es una impertinencia, porque lo que persiste es el dogma, no preguntar más", explica.