Bon Jovi deja a sus incondicionales con más ganas de rock

Actualizado: domingo, 7 noviembre 2010 20:39


MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS - Esther Sanz) -

Bon Jovi prometieron sorpresas en su concierto de este sábado en Madrid, pero lo que realmente desconcertó a muchos fue la duración del espectáculo. Ochenta minutos que dejaron a medias a los fans más incondiciones de los chicos de New Jersey, que agotaron en 20 minutos las 2.200 entradas para el Teatro Circo Price. Mientras algunos se contentaron con tenerles muy cerca en un recinto con una acústica perfecta, la mayoría exigía un mínimo de dos horas de rock, dado el elevado precio de las entradas para lo que se había presentado como un show exclusivo justo antes de ser premiados por la MTV como iconos mundiales.

El inicio del concierto con Not Fade Away, la canción de The Crickets popularizada en los sesenta por The Rolling Stones, prometía emociones fuertes en el teatro de la capital. No todos reconocieron el tema, que Jon Bon Jovi interpretaba con asiduidad durante la gira en solitario de Destination Anywhere. Sin embargo, el público, todavía contenido, recibió con agrado la novedad y la impecable versión.

Los gritos se desataron con You Give Love A Bad Name, uno de los trallazos del grupo que sus seguidores corean de principio a fin en todos los conciertos. Jon utilizó sus armas de 'front man' para terminar de ganarse al auditorio, animando, bailando y dando la mano a los fans de la grada. La guitarra de Richie Sambora, también jaleando y dispuesto a congraciarse con la audiencia del teatro, hizo el resto.

Sin descanso, Mr. Sambo y Tico Torres marcaron el inicio de We Weren't Born To Follow, de su álbum The Circle. El single se consagró definitivamente en el Price como nuevo clásico de Bon Jovi, a pesar de que el solo de guitarra sabe a muy poco en vivo. Después de Lost Highway, los de New Jersey atacaron uno de sus 'hits' de la última década, el archiconocido It's My Life. Antes, Jon aprovechó para felicitar a España por su victoria en el Mundial.

El entusiasmo decayó con la balada What Do You Got?, uno de los cuatro temas inéditos que Bon Jovi ha incluido en su último Greatest Hits. El punteo de guitarra inicial, su estribillo pegadizo y los coros finales no terminan de convencer a los fans, que echaron de menos joyas como In These Arms o Born To Be My Baby y pedían con carteles Wild Is The Wind. Como compensación, la banda interpretó When We Were Beautiful, un medio tiempo que se ha convertido en un himno contenido capaz de crear una atmósfera íntima y de comunión entre los de New Jersey y su público.

Lo mismo ocurre con Wanted Dead or Alive, otro clásico imprescindible en cualquier concierto de Bon Jovi. Todo el mundo sabe qué va a pasar cuando Richie Sambora se cuelga su guitarra de doble mástil. Basta con insinuar las primeras notas para que el público cante en solitario los primeros versos del tema. Uno de los rituales en todos los directos que la audiencia se conoce al dedillo pero no se cansa de repetir, demostrando que la banda sigue enganchando en directo, a pesar de seguir incluyendo en su 'set list' Who Says You Can't Home, tema totalmente prescindible pero que a Jon le gusta entonar y que resulta efectivo para interactuar con el público.

El auditorio recuperó el ritmo con Keep The Faith, otro himno que asegura el espectáculo en vivo y que provoca que la banda se entregue también a su audiencia. Bon Jovi disfrutaban en el escenario, con Jon haciendo sonar sus maracas y un David Bryan tocando los teclados de forma frenética. En este momento, los fans se preguntaban cuándo darían los de New Jersey otra sorpresa y éstos no se hicieron de rogar: tímidamente las notas de Sympathy For The Devil -de nuevo los Rolling- sonaron en el Price en un medley perfectamente acoplado.

Pero el golpe de efecto por parte de la banda estaba aun por llegar. Los platillos y el talkbox de Livin' On a Prayer no sólo anunciaban uno de los temas más preciados de Bon Jovi, sino también la aparición estelar de la noche: Rihanna. La barbadense salió al escenario después del estribillo para cantar a dúo con Jon Bon Jovi, que demostró que su voz está en forma y es capaz de silenciar la de la estrella del pop en las notas altas.

Los fans no se conformaron con este inesperado dueto y pidieron más. Tras Have A Nice Day, que siempre supone una inyección de adrenalina, Bon Jovi alargaron Bad Medicine para incluir Pretty Woman y dejar K.O. al público con Shout. Otro recurso habitual que parece no cansar a los fans, que estaban ya totalmente conquistados por los estadounidenses. Justo en ese momento, se bajaron las luces y la banda se marchó el escenario sin opción de retorno, lo que dejó al público contrariado: 80 minutos de rock, por muy intensos que hubieran sido, no compensaban los hasta 90,50 euros que algunos fans invirtieron en su entrada.

El show de Bon Jovi en Madrid fue en realidad un show promocional, con motivo del lanzamiento del 'Greatest Hits' y coincidiendo con el premio de Icono Mundial de los MTV European Awards. Los fans pagaron por la cercanía con la banda, pero esperaban prolongar esa atmósfera íntima hasta un tiempo directamente proporcional al precio de su entrada. Además, la palabra "exclusivo" creó la expectativa de escuchar alguna de las preciadas rarezas o caras B de los de New Jersey sobre el escenario, o al menos un pequeño set acústico. Cierto es que en este caso, la verdadera rareza es ver a Bon Jovi en la capital española en un recinto de estas características. Una vez más, el grupo se mete en el bolsillo a los fans españoles, pendientes ya de los conciertos en Barcelona y San Sebastián de julio de 2011, pero queda la sensación de que todavía pueden dar más.