El Teatro Real sube a escena 'Brundibár', el cuento que dio vida a los niños del Holocausto

BRUNDIBÁR
JAVIER DEL REAL
Actualizado: lunes, 4 abril 2016 16:27


MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -

El Teatro Real de Madrid acoge la ópera infantil 'Brundibár', de Hans Krása (1899-1944), una exaltación de la fantasía y la solidaridad, que fue interpretada 55 veces entre 1943 y 1944 por los niños del campo de concentración de Terezín. Para estos jóvenes cantantes, esta obra significó una "cuento sobre una vida normal", tal y como ha señalado este lunes en rueda de prensa Dagmar Lieblová, superviviente del holocausto que cantó la obra en el coro de niños de Terezín en 1943, antes de que su familia fuera deportada a Auschwitz-Birkenau.

El coliseo madrileño subirá a escena esta obra -una fábula de apenas 45 minutos que será interpretada por niños y jóvenes, tanto en los papeles protagonistas como en el coro y la orquesta-, el fin de semana del 9 y 10 de abril (cuatro funciones) y el domingo 24 de abril (dos funciones) en su sala principal.

Lieblová (1929) ha asistido a los ensayos finales y estará en el estreno de esta nueva producción del Teatro Real, con dirección de escena de Susana Gómez e interpretación de los solistas y coro de los Pequeños Cantores y la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid (JORCAM), bajo la batuta de Jordi Francés.

El campo de concentración de Terezín, situado en una antigua fortaleza a 60 kilómetros de Praga, fue utilizado por la propaganda nazi como una "ciudad balneario" ejemplar, donde los reclusos judíos podían trabajar, estudiar y desarrollar varias actividades artísticas. Sin embargo, en realidad se trataba de un lugar de tránsito hacía los campos de exterminio.

En aquel lugar se interpretó 'Brundibár', la obra que ahora acoge el Teatro Real, y que, según ha recordado Lieblová, "significaba muchísimo para los niños" porque actuar no solo era una experiencia "bonita", sino que era para ellos "un cuento sobre una vida normal" a la que ellos no tenían acceso.

"Los niños en esta ópera compran helado, pan y leche, van a colegio, juegan en el parque... Para nosotros significaba algo muy pasado y algo que en esa época solo podíamos soñar", ha relatado la superviviente, para quien esta obra simbolizaba la lucha conjunta contra el mal y la "esperanza" de que un día todo fuera "normal". "Para algunos, este deseo se hizo realidad, pero para los niños que estaban fuera de Terezín nunca llegó a cumplirse", ha agregado, al tiempo que ha confesado haberse emocionado tras haber asistido a los ensayos.

"ESPERANZA", EL CAMINO

Preguntada por la aparición de corrientes que niegan el Holocausto, Dagmar Lieblová ha manifestado que "es muy alarmante". "No sé si hay algunas posibilidades como frenar o hacer que desaparezcan, pero lo que sí que veo es que hay cada vez más grupos, incluso en países donde antes no había. Desgraciadamente también en mi país hay grupos de esta índole y, aunque oficialmente están combatiéndolos, siguen estando ahí", ha lamentado.

No obstante, la superviviente mantiene la "esperanza" y, según ha recalcado, trasmitirla a las generaciones jóvenes y trasladarles lo que ocurrió es el camino para "luchar contra estas corrientes", aunque ha advertido: "Somos cada vez menos y pronto no quedará nadie de nosotros, y entonces será la nueva generación la que tendrá que continuar nuestra labor".

En cuanto a la posibilidad de que esto vuelva a repetirse, Lieblovà se ha mostrado convencida y tiene la esperanza de que lo que pasó no volverá a repetirse porque, tal y como ha destacado, "la Europa de hoy es muy diferente a la de los años 30".

NECESIDADES EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

La directora de escena de esta ópera, Susana Gómez, ha explicado que, a diferencia de lo que se presentó en Terezín, en esta ocasión se habla a los niños y jóvenes de "un mundo más contemporáneo", en el que también existen niños con "grandes necesidades vitales y que son incapaces de satisfacerlas porque no cuentan con un mínimo de recursos".

El personaje "malvado" de esta obra ya no es "un simple organillero de la plaza", sino un presentador carismático que apela a los niños a entrar entrar en un mundo de fantasía, de consumo, que se contrapone a mundo que no tiene nada".

Según ha explicado, han trasladado "esa figura de Brundibár al mundo de hoy para reconfigurar el elemento del mal que puede dominar a los niños y las cabezas de toda una comunidad". "Es necesario que los niños reconozcan qué figuras de dominación existen ahora, par que vean que lo que ocurrió en Europa podría volver a ocurrir ahora", ha resaltado la directora de escena.

(EUROPA PRESS)

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