MADRID 5 DE AGOSTO (EDIZIONES)
El pasado martes se volvió a enfadar. Esta vez con el jugador del Milan holandés De Jong. Fue en el túnel de vestuarios del Allianz Arena en el partido que disputaron Bayern de Munich y el conjunto italiano. Guardiola le recriminó una fuerte entrada que el jugador hizo sobre uno de sus jugadores. Algo que no es nuevo viendo el historial de juego duro de De Jong. Pero el holandés no dudó en encararse, y tuvo que ser parado por un compañero para que la cosa no llegara a más. Lo que hizo De Jong no nos sorprende a ninguno, pero quizá si sorprende a alguien la reacción de Guardiola. Veamos el vídeo del enfado entre ambos.
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Durante el periodo que el de Santpedor entrenó al F.C. Barcelona pudimos ver a un Guardiola calmado, sosegado, tranquilo, educado y que evitaba cualquier enfrentamiento. Siempre con tono conciliador, hablando despacio y sin alterarse. Sí se le veía más carácter en el banquillo, cuando el equipo jugaba. Pero eso queda en el terreno de juego. En resumen, era un Pep prácticamente perfecto en todo. Sólo tuvo un “desliz” en donde se mostró enfadado. Y sorprendió mucho, porque no lo había hecho antes. Al menos, públicamente. Fue en la rueda de prensa que dio en el Santiago Bernabéu antes de jugar la ida de semifinales de Champions League. La rueda de prensa famosa por aquel “Mourinho es el p... amo”:
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Al llegar a Alemania la situación cambió. O su carácter. Ya ha sido protagonista de varias polémicas en el equipo bávaro. ¿Cuál es la razón de este cambio? Habrá que preguntárselo al propio Guardiola. ¿Significa que en el Barcelona no tenía este carácter? El carácter se tiene y Pep lo demostró en su etapa de futbolista. Es el jugador del Barça más expulsado de la historia, cosa que indica su temperamento. Pero en su etapa de entrenador del club blaugrana no lo mostró. Supo controlarlo. Ahora, en Alemania, igual le resulta más difícil.
En Munich ya están acostumbrados a los enfados de Guardiola. Tanto en los entrenamientos con sus jugadores, como con los periodistas en las ruedas de prensa o con los entrenadores y jugadores rivales. Con la directiva del Barcelona, con la del Bayern, con los árbitros... Veamos algunos ejemplos:
Enfado con Pizarro y Thomas Müller en un entrenamiento. Recuerda al zarandeo de Luis Aragonés a Samuel Eto'o cuando entrenaba al Mallorca.
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No sólo ha tenido líos con sus jugadores. Tuvo uno con Cristiano Ronaldo durante un Clásico. Guardiola le vacila haciendo que le va a dar el balón con la mano, pero cuando Cristiano va a cogerlo, se lo tira al suelo y el madridista le empuja por el vacile. Algo innecesario y provocador, cuando además el Barcelona ganaba 2-0.
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La pasada pretemporada, Pep no decidió no saludar al técnico rival tras acabar el partido. La razón fue porque el técnico del club alemán consideró que el rival se había sido demasiado duro en el juego. Esta imagen era impensable cuando entrenaba en la Liga BBVA.
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Y también con los árbitros. Este gesto mostrado en el partido contra el Borussia Dortmund muestra el fuerte carácter del técnico catalán. En cuanto ve al cuarto árbitro reacciona con un gesto duro, de enfrentamiento. El desencadenante es un penalti claro a Lewandowsky que no pita el árbitro. El delantero sufrió una rotura de nariz y pómulo que le hizo abandonar el partido.
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Otro ejemplo muy comentado fue el del enfado con la cuarta árbitro alemana del partido contra el Borussia Moenchengladbach. Incluso se habló de sancionar al técnico por lo que hizo. Juzgad vosotros mismos:
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También se ha enfadado con la prensa alemana. Sea por su relación con Gözte, por la relación con el staff médico o por los rumores que le sitúan en Manchester, la relación prensa-entrenador es muy tensa. Tras el partido frente al Milan en la Audi Cup se mostró muy tenso y molesto con las preguntas de los periodistas. Tampoco es la primera vez. Ni será la última seguro. Guardiola vive en estado de tensión en los último tiempos, y eso hace aflorar su carácter.
Ciertamente, Guardiola no está viviendo un idilio perfecto desde que llegó a Alemania. Ahí la prensa alemana le critica. Mucho, por otro lado. Cada vez que pierde un título, un partido, las críticas arrecian. Algo a lo que el catalán no estaba muy acostumbrado. Y cuando le critican, se defiende y saca el carácter. Y hace que siempre esté en guardia, alerta, nada de relajación. Y es que no es lo mismo entrenar en aguas revueltas que en balsas de aceite.
