El atleta vasco Óscar Pasarín ha conseguido batir el récord del Camino de Santiago corriendo 800 kilómetros en menos de siete días en favor de las personas refugiadas. El corredor de ultrafondo comenzó su gran reto el pasado día 29 de junio partiendo desde la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port y lo completó con su llegada a Santiago de Compostela el 5 de julio.
.- ¿Cómo se prepara un corredor para esta carrera?
En realidad, ha sido lo normal: estoy preparado porque llevo seis años corriendo.
.- ¿Qué sintió al llegar a la meta?
Llego y ya está, he acabado. El sábado mi equipo de refugiados colaboró conmigo en una etapa, eso me llenó mucho más que llegar a Santiago. Era un recorrido de 115 kilómetros pero ellos no pudieron acabar conmigo porque son muchos kilómetros para un día si no se está acostumbrado. Corrieron 50 kilómetros y cuando me despedí de ellos, se me saltó una lágrima y me hundí un poco. Ese día me emocioné más que cuando llegué.
En el grupo somos 11 personas, nos llamamos el 'Equipo Mali', aunque pertenecen a varios países como Mali, Costa de Marfil o Marruecos. Hacemos salidas, vamos al monte a entrenar y así llevamos tres años. Les voy entrenando; es gente que me manda Cruz Roja o CEAR, a la que le gusta correr y hacemos salidas, hablamos para que mejoren el castellano y compartimos momentos. Así nos entendemos, sin más. Es una cosa muy bonita.
.- ¿Qué ha supuesto esta carrera para usted después de conseguir el récord del Camino de Santiago en velocidad?
En realidad, por el récord nada en especial. Nosotros lo que estábamos buscando era más difusión por los refugiados que por el récord. Queríamos que fuera una carrera que valiera para los corredores y la gente de a pie, porque si lo hago, por ejemplo, en los Pirineos llama la atención del mundo deportivo, pero si hacía el camino de Santiago como es conocido iba a llamar la atención más a la gente de a pie. En un principio quisimos hacer un recorrido para llevar una carta de Madrid a Bruselas, pero hablando con la ONG no pudo ser y para no perder el tiempo decidimos hacer el Camino de Santiago porque podía conseguir el récord. Veía que podía hacer los 115 kilómetros al día y lucharlo y así ha sido.
.- Ya ha realizado otras carreras solidarias, ¿qué ha tenido esta carrera solidaria de especial?
Siempre he estado corriendo por lo mismo, todo el año estoy saliendo a correr con refugiados de Mali, Costa de Marfil y otros países africanos y estamos todo el año entrenando juntos. Todo el año estoy conectado con la causa.
.- ¿Qué esperaba conseguir con esta iniciativa?
Queríamos causar repercusión. Al principio no íbamos a recaudar fondos. Este es el tercer reto que hago: en los dos años anteriores, en uno recorrí los montes de Euskalerría y el año pasado atravesé la Península de Cádiz a Bilbao y en todos hemos recaudado dinero.
Pero este año CEAR, en vez de buscar dinero, quería más concienciación para firmar la petición de los muertos en el Mediterráneo, donde fallecieron en 2015 cerca de 3.800 personas. Queríamos eso, más difusión que recaudar. Luego abrimos 'Apadrinar kilómetros' para recaudar fondos y estamos buscando más la difusión con la prensa y la palabra, y por ahora está siendo un éxito. El récord parece que ha hecho que a la gente le llame más la atención y buscábamos eso, la difusión del problema que estamos teniendo ahora con los refugiados en Europa.
.- ¿Cuál es el siguiente reto?
No lo tengo pensado. Queremos combinar que le sirva a la gente de a pie y al deporte pero no tengo nada pensado. Ahí está lo de hacer Madrid-Bruselas. El problema es que son 21 días y son demasiados para mí porque soy cocinero, no un corredor profesional. Pero la idea está ahí, sino buscaremos otra alternativa para seguir dando difusión al problema.
.- Usted ha decidido correr por los refugiados, ¿qué debería hacer la gente para ayudar con el problema?
Pues en primer lugar, si se puede, firmar la petición 'No Más UÉrfanos' que es simplemente involucrarse en el problema. También pueden colaborar con nosotros con 'El camino más duro' que cierra las donaciones el 31 de julio. Y, sobre todo, que la gente se conciencie del problema que hay. Ya le estamos quitando importancia, hay un efecto rebote, vamos cambiando de canal en televisión porque la gente está harta de los refugiados.
Tenemos que mostrar que el problema sigue, que Europa se está cayendo, que van a venir curvas, así que tenemos que intentar ser solidarios. Está muy bien ayudar en países de origen pero ahora el problema lo tenemos aquí en Europa y tenemos que darle una salida y una oportunidad. Yo trabajo con ellos, es gente maravillosa, estupenda, no hay palabras para definirlo.
