Actualizado 02/07/2015 23:58

Malala, en sus memorias: "Salí de mi querido hogar una mañana y acabé en el otro extremo del mundo"

Malala, Premio Nobel de la Paz
ALIANZA EDITORIAL


MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

La activista paquistaní Malala Yousafzay, galardonada este viernes con el Premio Nobel de la Paz, relata en sus memorias cómo una mañana salió de su "querido hogar" pensando que en cuanto acabaran las clases volvería a "meterse entre las sábanas" y, sin embargo, acabó "en el otro extremo del mundo".

Así lo cuenta la activista en el libro 'Malala. Mi historia' (Alianza Editorial), de "inminente" publicación en España y a cuyo prólogo ha tenido acceso Europa Press. Malala solo tenía diez años cuando los talibanes se apoderaron de su región y el 9 de octubre de 2012 estuvo a punto de perder la vida tras recibir disparos a quemarropa en el autobús cuando volvía a casa del colegio.

"Algunas personas dicen que ahora sería muy peligroso para mí volver. Que nunca podré regresar. Así que, de vez en cuando, vuelvo allí en mis pensamientos", señala Malala en sus memorias, añadiendo que incluso "sueña" con volver a su antigua casa para recuperar sus premios escolares.

En el prólogo, detalla esa mañana en la que sufrió el atentado y que pasó, como cualquier otra niña de su edad, desayunando junto con su familia antes de marchar al colegio. "Era un día como muchos otros. Yo tenía quince años, estaba en noveno curso y la noche anterior me había quedado demasiado tiempo levantada, estudiando para un examen", explica.

La activista se muestra como una joven que hablaba a su Dios para pedirle ser "la primera" en clase y muestra con cariño a sus familiares, especialmente a su padre. "Cuando Malala sea primera ministra algún día, podrás ser su secretario", cuenta que dijo su padre a su hermano esa misma mañana.

Malala sintió durante los días previos al tiroteo "una extraña e inquietante sensación de que algo malo iba a ocurrir". "Una noche me encontré pensando en la muerte. ¿Cómo será estar muerta?, me preguntaba. Estaba sola en mi habitación, así que me volví hacia La Meca y pregunté a Dios. Si moría, quería explicar a la gente lo que se sentía", recoge en el libro.

Tras salir del examen, Malala se disponía a regresar a su casa en el último autobús con su amiga Moniba, antes de que ocurriese ese temible acto terrorista. "Fuera reinaba una extraña calma", relata en este prólogo.

La activista también habla de sus días actuales en un lugar "frío y humedo" llamado Birmingham, lugar donde reside. "Apenas se oye un ruido en este barrio de las afueras, tranquilo y verde. No hay niños riendo y chillando. No hay mujeres abajo cortando la verdura y charlando de sus cosas con mi madre. No hay hombres fumando y discutiendo de política. Sin embargo, a veces, a pesar de las gruesas paredes de la casa, oigo a alguien de mi familia llorar porque se acuerda de nuestro hogar", señala.

Malala ahora vive en Birmingham (Inglaterra) y sigue abogando por el derecho universal a la educación a través del Malala Fund ('malalafund.org'), una organización sin ánimo de lucro que apuesta por programas de gestión comunitaria y apoya a los defensores de la educación en todo el mundo.