Actualizado 26/05/2011 17:38

Greenpeace critica que las autoridades niponas siguen dando una "respuesta inadecuada" a la crisis nuclear


TOKIO, 26 May. (EUROPA PRESS) -

La organización ecologista Greenpeace ha criticado este jueves que las autoridades de Japón siguen dando una "respuesta inadecuada" a la crisis nuclear desatada en la central de Fukushima-1 por el terremoto y el posterior tsunami del pasado 11 de marzo.

"Las autoridades japonesas afirman que la radiactividad se está dispersando o diluyendo, y la supervisión marina que están realizando es limitada", pese a que se han detectado "niveles de radiación en algas marinas 50 veces superiores a los límites legales, con los riesgos a largo plazo que el agua de mar contaminada conlleva para las personas y el medio ambiente", ha dicho en un comunicado.

Este mes de mayo, Greenpeace recogió muestras de vida marina como peces, mariscos y algas en la costa de la prefectura de Fukushima y en el mar, fuera de las aguas jurisdiccionales de Japón. Los análisis realizados en laboratorios de Francia y Bélgica muestran "altos niveles de contaminación por yodo radiactivo y niveles significativamente altos de cesio radiactivo", según la nota.

Jan Vande Putte, experto en radiación de Greenpeace, ha concluido que la contaminación ha llegado a "una gran distancia" de la central nuclear. "Al contrario de lo que dicen las autoridades, los peligros radiactivos no están disminuyendo a través de la dilución o la dispersión de los materiales, sino que la radiactividad se está acumulando en la vida marina", ha advertido.

La organización ecologista considera que "el Gobierno japonés se equivoca al suponer que la ausencia de datos significa que no hay ningún problema" y pide que "acabe ya esta complacencia". Lo que deben hacer las autoridades niponas es "desarrollar un programa de supervisión integral y continuo del ambiente marino en la costa de Fukushima" y "ofrecer toda la información sobre el agua contaminada que se ha echado" al mar.

Wakao Hanaoka, responsable de las campañas de Greenpeace sobre el océano en Japón, ha subrayado que "los pescadores, sus comunidades y los consumidores necesitan desesperadamente información sobre los efectos de la radiactividad en sus vidas, su sustento y los ecosistemas de los que dependen, y especialmente sobre cómo pueden protegerse de la contaminación".

Hanaoka ha indicado que aunque hoy se detuviesen los escapes de agua contaminada procedente de Fukushima-1, "el problema de la radiación no desaparecería". Por eso ha insistido en la necesidad de que se proteja la salud de los pescadores, los campesinos y los consumidores y que las autoridades indemnicen a "las personas cuyas vidas han quedado destruidas por este desastre".

NUEVA FUGA

El terremoto y el tsunami causaron importantes daños en las instalaciones de Fukushima-1, provocando el accidente nuclear más grave ocurrido en el mundo después del de Chernobil (Ucrania), ocurrido en 1986. Unas 80.000 personas han tenido que irse de sus casas porque estaban demasiado cerca de la central.

Con el fin de controlar la situación en la planta atómica, la compañía responsable de la misma, TEPCO, ha estado echando grandes cantidades de agua sobre tres de los reactores para enfriarlos y al mismo tiempo ha ido almacenando el agua contaminada. Pero a prinicipios de abril, TEPCO arrojó al océano unas 10.000 toneladas de agua radiactiva, una acción muy criticada por China y Corea del Sur.

La compañía eléctrica ha informado este jueves de que, al parecer, en un edificio de Fukushima-1 donde almacena residuos se ha producido una fuga de agua radiactiva, de manera que 57 toneladas de esta agua han ido a parar a una zanja.

Según una encuesta publicada este jueves por el diario 'Asahi Shimbun', el 42 por ciento de los japoneses se oponen al uso de la energía nuclear, frente al 18 por ciento registrado antes de que se produjera el desastre.