Actualizado 29/01/2009 18:37

"Obesidad: la pandemia del siglo XXI". Por el doctor Adelardo Caballero, director del Instituto Obesidad

Adelardo Caballero
Instituto Obesidad

Sin ánimo de resultar catastrofista, y ante las crecientes cifras relativas a la obesidad y al sobrepeso que, cada vez con más frecuencia, se agolpan en los medios de comunicación social, no considero desproporcionada la referencia al problema que nos ocupa bajo el término de pandemia, concepto que, superando al de epidemia, engloba a muchos países y a un gran número de habitantes de los mismos.

Así, y siempre metafóricamente, dado que, por supuesto, la obesidad no es una enfermedad infecciosa, epidemia sería asegurar que un 60 por ciento de la población española se encuentra por encima de su peso. La pandemia, sin embargo, eleva la afectación a 1.200 millones de habitantes. Un 20 por ciento de la población mundial que, con independencia de las fronteras entre las que residan, sufre de sobrepeso u obesidad. Porcentaje que cobra más valor, si cabe, si se excluye del baremo a otros 1.200 millones de personas que, por desgracia, padecen de desnutrición.

En cualquier caso, y sólo en nuestro país, la avalancha de cifras es tan grande que daría para rellenar hojas y hojas de innumerables artículos: en España se realizan cada año cerca de 5.000 operaciones de obesidad mórbida; somos ya el cuarto país europeo con más niños obesos y uno de cada dos adultos se sitúa por encima de su peso; según la Asociación Internacional de la Obesidad, somos el tercer país desarrollado con mayor tasa de obesos, sólo por detrás de Estados Unidos y Gran Bretaña; y ya hasta cerca de un 40 por ciento de nuestros ancianos sufren también de sobrepeso. Con el fin de no resultar monótono, y hasta cansino, en la continua enumeración de datos, trataré de ceñirme a los aspectos que, desde el Instituto de Obesidad, consideramos como los más preocupantes del problema.

Y es que, lógicamente, la situación descrita hasta el momento comporta una serie de contratiempos sociosanitarios que, de forma razonable, tenderán a incrementarse con el paso del tiempo, y que repercuten en la vida cotidiana de los obesos y del sistema sanitario. Parecerá, así, lícito y, obviamente, justo abordar el desarrollo de acciones preventivas, para evitar que aumente el número de afectados, incrementar el conocimiento sobre esta patología investigando sobre sus causas y consecuencias, y diseñar tratamientos para paliar sus efectos.

No obstante, y en esta misma línea, hay que señalar que, pese a la magnitud del problema, las terapias a aplicar han de ser individuales, con la perspectiva de confeccionar un diagnóstico personalizado, en función del problema y de sus patologías particulares, con todas las consecuencias que, desde un punto de vista tanto cardiovascular como endocrino, pueda conllevar.

El viejo tópico de que cada persona es un mundo se cumple también aquí. Lo que en un caso puede resolverse con una adecuada nutrición, en otro tal vez requiera el paso por el quirófano. En este apartado, el Instituto oferta ya los más modernos y eficaces tratamientos, que van desde la implantación de balones intragástricos hasta la colocación de bandas gástricas ajustables la gastroplastia tubular por laparoscopia y el by pass gástrico por laparoscopia. Técnicas todas ellas que precisan de un estricto seguimiento médico-clínico.

Pese a todo lo expuesto anteriormente, no me gustaría concluir sin apuntar que un adecuado tratamiento médico no bastará para acotar el asunto. Efectivamente, el aspecto médico es fundamental, pero también ha de concienciarse a políticos, maestros, y a la sociedad en general, en la prevención de esta patología que, por su dimensión y trascendencia comienza ya, insisto, metafóricamente, a poder ser considerada como la pandemia del siglo XXI.

El doctor Adelardo Caballero es director del Instituto Obesidad.