HONG KONG, 23 Oct. (Reuters/EP) -
Los manifestantes de Hong Kong han creado su propia ciudad, y lo que en un principio fueron barricadas para defenderse de los ataques con gases lacrimógenos y pimienta de la Policía, se ha convertido en un campamento organizado en el que cuentan con habitaciones, zonas de estudio, puntos de primeros auxilios, refrigeradores, wifi y hasta una patrulla de seguridad.
Los jóvenes de Hong Kong comenzaron las protestas prodemocráticas hace cerca de un mes y sus denuncias todavía no han terminado. Mientras que los manifestantes siguen demandando su derecho a elegir a sus propios representantes, desde Pekín, el Partido Comunista sigue decidido a elegir a los candidatos.
Hong Kong dejó de ser colonia británica en 1997 y volvió a pertencer a China. Desde entonces, se rige por la fórmula "un país, dos sistemas", que otorga a la ciudad derechos y libertades de los que no disfrutan el resto de ciudadanos chinos.
El artista George Wong, de 31 años, ha explicado que el nuevo campamento "es una arquitectura instantánea" y todavía están "improvisando". "Cuando empezó a llover, alrededor de una decena de personas desplegaron un toldo sobre la zona de estudio en quince minutos", ha comentado.
Los manifestantes han bloqueado las principales arterias en ambos lados del puerto y la Policía retira de forma esporádica las barricadas. El campamento en Admiralty, la zona en la que se encuentran las oficinas del Gobierno, es el mejor organizado.
REPARTO DE TAREAS
Los opositores que se han establecido allí aseguran que el lugar se ha desarrollado de manera orgánica, sin un organizador principal. No obstante, se han creado distintos equipos encargados de tareas como la seguridad, los cuidados médicos, el reciclaje o el trabajo artístico. Además, hay turnos de mañana, tarde y noche.
Alvin L, un entrenador de snowboard de Vancouver que creció en Hong Kong, es miembro del equipo de defensa y cuenta con walkie-talkie y un silbato. "Tenemos una línea de defensa que controla cuántos policías hay", ha señalado.
El equipo médico, compuesto por más de 200 personas, trabaja en las cuatro estaciones principales de Admiralty. Unos 40 voluntarios se encargan de controlar la distribución y el almacenaje de papel higiénico, soluciones salinas, café o barritas de cereales, gratis para todos los residentes en esta improvisada ciudad.
"Estamos comenzando a ver más personas construyendo refugios y mejorando la infraestructura en Admiralty", ha subrayado Johnson Yeung, del Frente de Derechos Humanos Civiles, el principal organizador de una marcha anual para la democracia que coincide con el aniversario de las protestas de Pekín del 4 de junio de 1989.
El campamento también cuenta con tiendas en las que las personas que trabajan por la mañana pueden limpiarse los dientes y dejar sus cepillos. Además, los manifestantes han montado tendederos con cuerdas atadas a las farolas. La zona de duchas se ha utilizado para ampliar el área de estudio, de 30 metros, que cuenta con mesas de madera, flexos, librerías y un tablón de anuncios en el que se ofertan clases de coreano, ingeniería o ética.
Algunos voluntarios distribuyen arroz y té por el campamento. Otros se sientan junto a sus tiendas para leer el periódico.
"Normalmente voy a casa para ducharme después de trabajar y vuelvo aquí por la noche", ha contado Karen Tsang, una profesora. Tsang recurre al lavabo de un edificio de la zona, mientras que otros utilizan las instalaciones de McDonald's y KFC.
Los manifestantes se mantienen con las aportaciones de personas y empresarios que les dan comida y provisiones. "No aceptaremos el dinero de la gente. Todo el mundo puede traer sus víveres", ha dicho Alvin. "Incluso el personal de las aerolíneas ha estado trayendo jabón de manos y toallas de papel", ha añadido.
El artista Wong ha detallado que reciclan cada parte de las botellas para que lo recoja el equipo de reciclaje. "Nos estamos ayudando unos a otros", ha asegurado. "Todo es por motivación propia, por ejemplo, cuando los desagües empiezan a inundarse, vamos a limpiarlo", ha insistido.
