Actualizado: jueves, 19 enero 2017 7:24

MADRID, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -

El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat, ha condenado este miércoles la muerte de un palestino durante una operación de demolición de viviendas en la localidad beduina de Umm al Hiran, que ha derivado en unos enfrentamientos en los que también ha muerto un policía israelí.

En sus declaraciones, Erekat ha acusado a Israel de "aumentar su política de racismo, limpieza étnica y evacuación de palestinos de sus territorios, en un intento desesperado por judaizar el país", según ha informado la agencia palestina de noticias Maan.

Así, ha dicho que cerca de 1,7 millones de palestinos "viven en el sistema racista de Israel", reclamando que la comunidad internacional "intervenga urgentemente para poner fin a este caos antes de que sea demasiado tarde".

Por su parte, el Ministerio de Exteriores palestino ha manifestado que "no hacer responsable a Israel de su papel como potencia ocupante minimiza la credibilidad de país que piden que se reviva y se logre una solución basada en dos estados".

Según ha recogido el diario israelí 'Haaretz', que cita a la Policía, el agente ha muerto después de que el beduino le haya arrollado con su vehículo durante los enfrentamientos entre los residentes y los policías que iban a demoler viviendas construidas de forma ilegal. El conductor del vehículo muerto tiroteado.

La Policía ha denunciado que el residente ha arrollado con su coche a los agentes, hiriendo a varios de ellos, sin embargo testigos aseguran que el conductor perdió el control de su vehículo tras ser disparado por la Policía.

Entre los heridos en los enfrentamientos figura el diputado árabe-israelí Ayman Odeh, presidente de la Lista Árabe Conjunta. El parlamentario habría resultado alcanzado por balas recubiertas de goma, según testigos.

Según informa el diario israelí 'The Jerusalem Post', la Policía entró el lunes en Umm al Hiran, no reconocida por las autoridades israelíes, para preparar el posible desalojo de doce familias para permitir la construcción de una localidad judía y plantar un bosque.

La localidad es objeto de una larga batalla legal y un símbolo del conflicto en torno a la presencia beduina en el Negev. Esta es la segunda vez que los residentes son obligados a trasladarse.

En 1956, fueron evacuados por orden militar del lugar donde vivían desde 1948 y reubicados por el Ejercito israelí en su actual emplazamiento, pero sin ningún título de propiedad de las tierras.

En 2015, el Tribunal Supremo dictaminó que los terrenos pertenecen al Estado y rechazó el recurso de los residentes contra su desalojo, allanando así el camino para que el Gobierno israelí pudiera construir una localidad judía.

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