JERUSALÉN, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
Unos 6.000 palestinos de Cisjordania que cruzan casi a diario la frontera para trabajar en Israel secundaron ayer una huelga para protestar por las degradantes condiciones en las que tienen que atravesar la frontera, con férreos controles de seguridad en los que se les trata "como ganado".
Las quejas se concentran en las malas condiciones del paso de la Puerta de Efraín, cerca de la ciudad cisjordana de Tulkarem. Allí, los palestinos sufren una "humillación a diario" porque tienen que pasar un estrecho pasillo enrejado con continuos empujones.
La Autoridad Palestina ha iniciado la construcción de un nuevo paso peatonal hacia la frontera, pero las obras no han hecho más que empeorar las condiciones actuales del paso. "Cuando llego al paso es como entrar en el mismísimo infierno", ha relatado Sabri, un palestino de Tulkarem que lleva varios años trabajando en Israel.
"La gente entra en el pasaje como si fueran animales, se empujan y es frecuente que haya heridos que tienen que ser llevados en ambulancia al Hospital de Tulkarem", ha indicado.
En el paso fronterizo hay 16 puestos de control biométrico para identificar a los trabajadores, pero es frecuente que solo funcionen cuatro. Incluso en esos cuatro, los trabajadores a veces pierden el tiempo mientras la multitud espera. "A veces las trabajadoras se paran a charlar y tenemos que esperar hasta que terminen y si alguien les dice que llega tarde les responden sin ningún respeto que cierren la boca", ha explicado otro trabajador, Azam.
Ante esta situación, la huelga del domingo surgió de forma espontánea, con el "boca a boca". "Nadie se opuso. Nos dimos media vuelta y nos volvimos a casa", ha declarado uno de los participantes.
Representantes de los trabajadores en huelga se reunieron después con funcionarios de la Administración Civil Palestina en Tulkarem para exponerles su caso, y éstos les prometieron mediar con los israelíes para intentar mejorar su situación, por lo que se depuso la huelga.
