MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Grupo Municipal de Izquierda Unida ha criticado este miércoles que, con la nueva Ordenanza del Ruido del Ayuntamiento de Madrid, un músico callejero "tendrá que pagar una multa ocho veces superior a la que le impone a un coche ruidoso".
Por ello, la portavoz de Medio Ambiente de IU, Raquel López, ha arremetido contra la "injustificable desproporción entre las sanciones que se incluyen en la nueva ordenanza a los coches, los mayores generadores de ruido, y las previstas para las relaciones vecinales o los músicos callejeros".
Y es que las sanciones para infracciones leves impuestas a los automovilistas pasan de los hasta 600 euros de la normativa de 2004 a los 90 euros de la de ahora mientras que las graves, que antes tenían un máximo de 12.000 euros, se reducen a 300. Las muy graves, que en la ordenanza previa se castigaban hasta con 12.000 euros, en la reciente se limita a los 600 euros.
"Se trata de un recorte brutal de las sanciones económicas que además se aplica a aquellos que son los principales culpables de la contaminación acústica aunque ni la delegada Ana Botella ni el alcalde se quieran enterar, como demuestra su negativa a la reiterada propuesta de IU para cerrar las calles al tráfico cuando los niveles de polución así lo aconsejen", ha señalado López.
IU ha presentado enmiendas al capítulo de la ordenanza que alude de manera específica a las relaciones vecinales como factor generador de ruido. "No existía este capítulo y no entendemos porque ha de estar ahora cuando la calle es de los vecinos y si, por su presencia en ella, se superan los niveles permitido de ruido basta con aplicar las normas que ya estaban previstas y no dictar unas nuevas con sanciones tan elevadas como las que afectan a los músicos callejeros", han puntualizado.
La edil considera que lo que hace falta "no es sancionar por sancionar o sancionar sólo para recaudar sino poner los medios necesarios para que las medidas sean eficaces", algo que ha considerado "inviable" cuando, por ejemplo, cada distrito "sólo cuenta con dos sonómetros y entre las llamadas de quejas, la llegada de quien tiene que medir los ruidos y lo que se tarda en la propia medición a veces pasan más de cuatro horas".
