MADRID, 16 Feb. (Portaltic) -
Una de las características más destacadas de varios de los 'smartphones' de Sony es la resistencia al agua, como es el caso de su último buque insignia, el Xperia Z3. ¿Qué ocurre cuando un teléfono llega al servicio técnico y toca comprobar si hay algún problema con esa característica?
Es habitual que la compañía reciba teléfonos en su centro de reparaciones por esta cuestión, aunque puede no tratarse de un defecto de fabricación, sino de un mal uso por parte del usuario, que ha excedido los límites de tiempo y/o profundidad que fija el estándar de resistencia u olvidó cerrar una tapa.
Cuando un teléfono llega al centro de reparaciones, lo primero que debe averiguar la compañía es si el teléfono se ha mojado por dentro, gracias a unos indicadores de humedad que se encuentran en el espacio para el puerto de carga.
Una vez que tienen la certeza de que el teléfono se ha mojado, deben comprobar cómo ha ocurrido: si el teléfono no está perfectamente sellado por algún error de fabrica o si, por el contrario, ha sido cosa del usuario.
Para ello, los técnicos de la compañía colocan el terminal en una base especial, en la que conectan un tubo a un pequeño agujero que tiene el teléfono, cuya utilidad de cara al usuario es colocar un cordel que sirve, por ejemplo, para colgarlo del cuello. Sin embargo, dentro también hay una membrana especial que no deja entrar el agua, pero sí aire a una determinada presión.
De esta forma, en primer lugar los técnicos comprueban que el teléfono mantiene el vacío, retirando el aire y esperando un tiempo prudencial.
Si el teléfono aguanta el vacío, seguidamente, los técnicos invierten el proceso, insuflan aire al dispositivo y lo introducen en un líquido especial que no daña dispositivos electrónicos. Si salen burbujas, es que el teléfono tiene fugas; si no, quiere decir que está perfectamente sellado y que la culpa la tiene un mal uso por parte del usuario.
Podéis verlo en el siguiente vídeo:
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