MADRID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
Con la llegada del verano aumentan los viajes y las personas que sufren diabetes deben poner aún más atención a su salud y al control de sus niveles de glucosa, según ha señalado la Fundación para la Diabetes.
Antes de viajar se debe consultar al médico y solicitar un informe para acreditar que se padece diabetes, además de llevar una copia en inglés si se viaja a un país de habla no hispana. También se debe comprobar si el país de destino mantiene acuerdos de asistencia sanitaria con España y adquirir un seguro de viaje o un seguro médico. Si el país pertenece a la Unión Europea es recomendable obtener la tarjeta sanitaria europea.
También es necesario llevar la medicación y algunos dispositivos esenciales como el medidor de glucosa, lancetas, bolis de insulina, una bomba de insulina o un monitor continuo de glucosa, además de un kit de glucagón, que es fundamental. En cuanto a la medicación, se recomienda llevarla en el equipaje de mano para que vaya en cabina y duplicar o triplicar el número de medicamentos por si existe cualquier problema en el viaje. También conviene repartir la medicación entre los acompañantes para que no haya ningún percance.
Durante los días de viaje también es conveniente medir con más frecuencia la glucemia capilar, de forma que se puedan realizar los ajustes que se necesiten ante el cambio de alimentación, de hábitos o de husos horarios.
La alimentación es clave y por ello, se debe prestar especial atención a las comidas que se consuman durante el viaje y fijarse en su aportación de hidratos de carbono. En el caso de que no cumplan los niveles que se buscan, se puede consumir pan o fruta para equilibrarlos. También se deben tener a mano alimentos para remontar las hipoglucemias, como azúcar, zumos, galletas o tostadas. Para mantenerse hidratado se recomienda llevar siempre una botella de agua, además de consumir infusiones frías y calientes y bebidas light, siempre comprobando los carbohidratos que contienen.
