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MÁLAGA 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Fiscalía de Málaga sostiene que los dos hombres acusados de presuntamente matar a otro lo "ejecutaron" sin darle posibilidad para defenderse, mientras que los abogados de los procesados han pedido la absolución, en un caso porque señalan que su cliente no tuvo participación y su imputación es un error y en el otro porque disparó pero en defensa propia y no con intención de matarlo.
Un jurado popular juzga desde este lunes en Málaga a estos dos hombres a los que la Fiscalía y la acusación particular, en representación de la familia de la víctima, acusan a cada hombre de un delito de asesinato, uno como presunto autor y otro como cooperador necesario; y de otro de tenencia ilícita de armas, solicitando una pena de 22 años para cada uno de ellos.
Según las conclusiones iniciales del fiscal, a las que ha tenido acceso Europa Press, en septiembre de 2019 los acusados se pusieron de acuerdo, de forma que uno proporcionó al otro una pistola y ambos fueron a un edificio de Fuengirola a esperar a la víctima. Mientras que uno le habló al llegar e hizo un gesto al otro para que saliera, este sin mediar palabra, disparó dos veces a corta distancia.
Las acusaciones han incidido en que hay pruebas contra los acusados por este asesinato, como las declaraciones de testigos, en especial de un testigo protegido; y han asegurado que la víctima recibió los disparos "a bocajarro" y sin posibilidad de defenderse. "Iba a recoger a su hijo y acabó muerto", ha manifestado el abogado de la acusación particular.
Por su parte, la defensa del hombre acusado como presunto autor material ha asegurado que este actuó en respuesta a un ataque con un cuchillo por parte de la víctima, que, según el letrado, es alguien "muy peligroso" que no fue a buscar a su hijo, sino a agredir a su cliente. Ha asegurado que lo que sostienen las acusaciones "es absurdo, no tiene ni pies ni cabeza" y "solo es una historia".
Asimismo, ha considerado que si su cliente hubiese querido matar a la víctima, que había sido su cuñado, "no lo hace allí que es su barrio y había mucha gente"; y ha asegurado que él llevaba la pistola porque recibía amenazas de una red de narcotráfico. Así, pide que se le apliquen las eximentes de legítima defensa, de trastorno transitorio y de miedo insuperable.
La abogada del otro procesado ha asegurado que las acusaciones están cometiendo "un error" con su cliente, contra el que, ha dicho, no hay pruebas ni existe un móvil pasional por una relación con la exmujer de la víctima por el que participara en el crimen. Sostiene que su defendido estaba en un bar tomando algo con amigos cuando escuchó los dos disparos y se acercó.
Pero ha insistido en que su cliente no tuvo participación en los hechos y en que el arma no era de él. Así, ha considerado que solo está acusado por la declaración del testigo protegido --para el que ha pedido que se le quite esa protección y que tendrá que declarar en el juicio-- el cual tiempo después "de forma asombrosa" lo ha visto "todo", lo sabe "todo" y, además, "presenta hasta la bala".