Córdoba.- El obispo dice que el aborto significa "la eliminación consciente y querida de una vida humana"

Actualizado: miércoles, 6 febrero 2008 16:13

CÓRDOBA, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

El obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, afirmó hoy en una carta con motivo de la Jornada de Manos Unidas que se celebra el próximo domingo que, "ante el drama social del aborto, la Iglesia nos pide a los cristianos una apuesta decidida para ir sensibilizando a la sociedad sobre lo que el aborto significa: la eliminación consciente y querida de una vida humana".

Además, señala que "el derecho a la vida es el primer derecho fundamental", pero hoy, "por desgracia, no está suficientemente tutelado ni legal ni socialmente", por lo que apunta que "Dios quiera que llegue el día en que el aborto sea suprimido de nuestras leyes y todos reconozcamos el inmenso y trágico error cometido en el siglo XX por la humanidad".

De este modo, dice en la carta que "defender el derecho a la vida es también tratar de mejorar la salud de las madres y reducir la mortalidad derivada de la maternidad".

La jornada de Manos Unidas se celebra el próximo domingo bajo el lema 'Madres sanas, derecho y esperanza'. También se celebra este año, según comentó el obispo, el LX aniversario de la Declaración universal de los derechos del hombre, que afirma explícitamente que "la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidado y asistencia especiales".

Al respecto, dijo que la Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia (1983), explicitaba este derecho al subrayar que "los niños, tanto antes como después del nacimiento tienen derecho a una especial protección y asistencia, al igual que sus madres durante la gestación y durante un periodo razonable después del alumbramiento".

En la carta, el obispo afirma que la Iglesia es consciente de que la Declaración Universal de los derechos humanos es "una formidable conquista de la humanidad", pero es consciente al mismo tiempo de que "los derechos humanos no se fundan en el consenso entre los países que la aprobaron en 1948, sino en la naturaleza misma del hombre y en su dignidad inalienable de persona creada por Dios".

Por ello, ni puede ni quiere renunciar a la defensa de esos derechos y, por ello, se implica en su tutela efectiva, al mismo tiempo que se compromete a colaborar con la sociedad para que no sean sólo reconocidos sino también aplicados, como aseguraba el Benedicto XVI en un reciente discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.