Innova.- El CITA investiga la evolución de la vegetación del Prepirineo aragonés para recuperar de la biodiversidad

Actualizado: lunes, 15 diciembre 2008 11:21

ZARAGOZA, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), dependiente de la consejería de Ciencia, Tecnología y Universidad ha iniciado una investigación sobre la evolución de la vegetación arbórea en el Prepirineo para determinar qué especies han desparecido y cuáles se mantienen, estableciendo las causas tanto climatológicas como antrópicas.

Este estudio pretende servir como instrumento para posteriores programas de recuperación de la diversidad, según explicó a Europa Press una de las investigadoras de este proyecto, Pilar Errea.

La investigación cuenta con 70.000 euros de financiación provenientes del convenio de colaboración entre el Gobierno aragonés y la entidad financiera 'la Caixa' y cuenta con un plazo de dos años para presentar resultados.

Es un proyecto "muy ambicioso", apuntó Errea, en tanto que supone el estudio de muchas variables y la combinación de muchas disciplinas, desde la geobotánica o la bioquímica del estrés hasta los sociológicos de la actividad agrícola, ganadera o industrial.

El estudio 'La respuesta de la vegetación prepirenaica al cambio global: efectos antrópicos y climáticos en la evolución reciente del paisaje' se divide en dos apartados. Por una parte, se estudia el arbolado forestal y, por otro, el frutal. Cada uno mantiene causas diferentes en la perdida de diversidad y oportunidades diferentes en el aspecto de la recuperación.

En cuanto a los frutales, Errea señaló que la producción se ha ido homogeneizando desde los años 60, preponderando actualmente los manzanos y perdiéndose otras especies habituales hace décadas como los acerolos, los cerezos, los melocotoneros y otras.

Esto se debe, en gran parte, a que antes el agricultor debía garantizarse cubrir las necesidades de alimentación durante todo el año, lo que le llevaba a diversificar la producción con diversas especies autóctonas.

Ahora, en cambio, en una economía de mercado, el agricultor debe apostar por unos cultivos más homogeneizados que le proporcionen una mayor producción, por lo que no sólo se dejan de cultivar algunas especies, sino que también se restringen variedades.

LA HOMOGENEIZACIÓN DE LOS BOSQUES

La homogeneización de los bosques empezó a producirse incluso antes que en los campos, cuando la industria maderera comenzó a propiciar la plantación de pinos, de mayor rendimiento por su rápido crecimiento, en detrimento de encinares, abetales o hayedos.

A esto hay que añadir el cese de algunas actividades como la ganadería extensiva y otros oficios que participaban en el mantenimiento de los bosques, que contribuía a evitar plagas, invasiones de especies o incendios, que también han incidido en la pérdida de biodiversidad.

Pese a esto, algunas especies y variedades, tanto de frutales como forestales, han mostrado mayor resistencia a este proceso. Como ejemplo, Errea indicó que en algunos valles se siguen viendo gran cantidad de cerezos o algunos tipos de encinas. El estudio pretende determinar qué variedades han desaparecido y cuáles se mantienen y por qué.

Para eso, analizará las variaciones climatológicas, pluviometría, condiciones hídricas y la evotranspiración de las plantas, entre otras cosas. Errea destacó que en estas décadas se han producido cambios importantes en el clima y se han multiplicado las emisiones de CO2, al mismo tiempo que se ha perdido masa forestal y con ella capacidad de asimilación.

Para estudiar las variables climatológicas, deben de analizarse indicadores que permitan percatarse de las variaciones, como son los anillos de crecimiento de los troncos, las modificaciones geológicas, las condiciones hídricas, los acuíferos o la riqueza del suelo. Estudios anteriores permitirán realizar comparativas.

Con todos estos datos, los investigadores quieren crear una fotografía lo más completa posible de la vegetación arbórea del Prepirineo aragonés que sirvan de instrumento para determinar las variedades más adecuadas en un proceso de biodiversificación que, según Errea, ahora es posible.

Las nuevas demandas de turismo de naturaleza y de conservación del medioambiente propician que se vuelvan a potenciar bosques con gran variedad de especies autóctonas. En el caso de los frutales, y en una coyuntura de exceso de producción y de importación, los agricultores deben buscar diferenciar sus productos y especializarse en cultivos autóctonos y variados que, además y pedan cultivarse evitando el uso de pesticidas, concluyó la investigadora.