La Fiscalía mantiene su petición de 27 años para los tres acusados, que negaron todo sin aportar pistas sobre el paradero del empresario
MADRID/ZARAGOZA, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La esposa de Publio Cordón, el empresario secuestrado por los GRAPO y en paradero desconocido desde 1995, Pilar Muro, declaró hoy como testigo en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra los presuntos autores del secuestro de su marido, Fernando Silva Sande, Manuel Pérez e Isabel Llaquet. Ante la atenta mirada de estos, la mujer les acusó de ser "unos terroristas sanguinarios, lo más bajo de la sociedad" y les acusó de haber asesinado a su marido, por lo que reconoció que "las víctimas tienen terror".
"Nosotros habíamos cumplido, queríamos dejar muy claro que nosotros habíamos cumplido con el compromiso que habíamos contraído con ellos para liberar a Publio, pagamos lo que nos dijeron, creo que se hizo bien la entrega", dijo la esposa del desaparecido, quien añadió que "ellos, mediante un comunicado, nos habían dicho que en el momento en el que pagáramos liberarían a Publio y luego pese a lo que nos dijeron no lo liberaron".
"Han pasado casi 13 años y no ha aparecido", lamentó la mujer ante la atenta mirada de los acusados de secuestrar a su marido, que se encontraban a escasos metros de ella, concretamente en el interior de la celda blindada habilitada para los imputados en la sala de vistas de la Audiencia Nacional.
"No lo liberaron porque seguramente lo habían asesinado", prosiguió la mujer, que calificó a los presuntos terroristas de "sanguinarios" y de ser "lo más bajo de la sociedad". "Los terroristas son capaces de cualquier cosa, por eso todo el mundo que ha pasado por una situación como esta lo tiene que saber: las víctimas tenemos terror", añadió, al tiempo que explicó que la familia cumplió con lo que les dijeron "porque queríamos liberarnos de aquello".
"Si no está mi marido es porque ellos no han tenido ningún miramiento, la vida humana para ellos no es nada absolutamente", sentenció Muro, quien empleó buena parte de su intervención a recordar los días en los que se llevó a cabo la negociación con los terroristas. En ese sentido, recordó numerosos detalles de como se desarrollaron los hechos.
Según dijo, tuvieron conocimiento de que habían sido los GRAPO quienes habían secuestrado a su marido porque, días después de su desaparición, recibieron una llamada de la banda reivindicando los hechos. Muro recordó como "fueron los propios terroristas los que ordenaron hablar siempre con una sola persona de la familia", que solicitó "los servicios de una empresa británica" que les asesoró durante la negociación.
LLAMADA DE LOS TERRORISTAS.
Asimismo, recordó como una vez entregado el dinero y después de varios días esperando la liberación de Cordón recibieron una llamada de los propios terroristas preguntando "dónde estaba el empresario y por qué la noticia de la liberación no salía en los periódicos" dando a entender que ellos le habían puesto en libertad.
Muro reconoció que la familia del empresario escribió una carta al comando central del GRAPO y a los distintos militantes de la banda que en ese momento se encontraban en prisión para explicar lo que había sucedido y para poner en conocimiento de todos los miembros del grupo terrorista que, pese a haber pagado el dinero, Publio Cordón no había sido liberado.
Al abandonar la sala, la mujer se giró hacia el lugar en el que se encontraban los acusados mirando fijamente a uno de los procesados, Fernando Silva Sande, quien evitó la situación clavando su mirada en el suelo.
La banda y la familia acordaron la cantidad de 400 millones de pesetas a cambio de la liberación de Cordón y fijaron la ciudad de París y el día 9 de agosto como lugar y fecha de entrega. Hasta la capital francesa se desplazaron la hija del secuestrado acompañada de su marido portando el dinero en tres bolsas de deporte. Ambos, Carmen Cordón e Ignacio Jiménez declararon también hoy en el juicio como testigos.
La hija del secuestrado aseguró que entregaron el dinero a Enrique Cuadra Echaindía --ya juzgado y condenado por estos hechos-- y a Fernando Silva Sande, procesado en la causa junto al líder del brazo político de los GRAPO, Manuel Pérez, y su compañera sentimental, Isabel Llaquet. Los tres escuchaban atentamente desde la celda blindada como los distintos miembros de la familia Cordón recordaban los hechos.
"Nos mandaron que después de juntar el dinero pusiéramos un anuncio falso en el periódico anunciando la venta de un chalet y que adjuntásemos un teléfono para que nos pudieran llamar", explicó la joven, quien reconoció que fue su marido la persona que se encargó de negociar con los terroristas. Una vez en Paris, Carmen Cordón recordó como les citaron "en una cabina a primera hora de la mañana", donde ella y su marido se presentaron "vestidos de blanco para ser reconocidos por los 'grapos'".
El yerno del empresario, Ignacio Jiménez, corroboró la versión de su mujer y su suegra e insistió en la teoría que quienes recibieron el dinero fueron Cuadra y Silva Sande. Añadió que los terroristas "asaltaron" su coche en París después de "varias horas dando vueltas por la ciudad para que los terroristas se cerciorasen de que no íbamos en compañía de la Policía". Según su relato, una vez estuvieron frente a los secuestradores --quienes llegaron a subirse en el coche-- y después de entregarles el dinero conversaron durante unos minutos.
"TENÍAMOS MIEDO".
"Teníamos miedo, se metieron en nuestro coche, hicimos un trayecto de 15 minutos por París con toda tranquilidad y luego estuvimos hablando unos minutos", declaró Jiménez, quien llegó a recordar como Silva Sande, "supongo que para parecer amable, nos dijo que lo habíamos hecho muy bien".
El juicio, que comenzó ayer en la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional quedó visto para sentencia hoy después de que el fiscal elevase a definitiva su petición de 27 años de cárcel para los tres imputados por un delito de detención ilegal, mientras que la acusación particular representada por los abogados de la familia solicitan 36 años para Silva Sande y 30 para Pérez y Llaquet.
Los acusados, que ayer negaron todos los hechos que se les imputan sin aportar una sola pista del paradero del empresario, cerraron el juicio haciendo uso de su derecho de última palabra. Así, Silva Sande lamentó haber entrado en el juicio "ya condenado por la sociedad y los medios de comunicación" e insistió en que él nunca hizo "nada" con Publio Cordón.
El último en hablar fue Manuel Pérez que aprovechó para denunciar que "en España se sigue sin poder ser comunista". En ese momento fue interrumpido el juez Guevara, quien le instó a defenderse "jurídicamente", pero el preso continuó con su declaración por lo que fue expulsado de la Sala por la Policía mientras el acusado continuaba gritando que "todo esto es un montaje" y que "España sigue siendo un país fascista".