TERUEL 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Ayuntamiento del municipio turolense de Andorra concedió ayer, a las Hijas de la Caridad de la localidad, la Medalla de Oro de Andorra, por sus años de servicio y entrega en esta localidad.
Hoy las hermanas, se muestran "agradecidas, pero también desbordadas, porque estos premios no es nuestra costumbre, ni nuestro deseo, pero si lo pidieron también lo agradecemos", según las palabras de sor Lourdes Manso en declaraciones a Europa Press, que además, afirma que "siempre digo que la razón de esta medalla, es porque el pueblo nos quiere y nosotros también les queremos".
Las Hijas de la Caridad llegaron a Andorra en 1955, "llamadas por la empresa minera Calvo Sotelo". Así, recuerda sor Lourdes que "en un principio vinieron cuatro hermanas a los comedores de los obreros. Repartían la comida, estaban atentas a sus necesidades. Después fue una guardería de niños, y luego el colegio de primaria, donde hemos estado muchas hermanas y mucho tiempo".
Pero su labor no se queda ahí, sino que "hemos visitado enfermos, hemos llevado la comunión a aquellos que no podían ir a la Iglesia, hemos estado en la Parroquia, en Cáritas, en todas estas cosas de la parroquia, en el Consejo Parroquial, en Manos Unidas, en todos los estamentos que están unidos a la Iglesia".
Y es que según sus palabras, "siempre estamos al lado de cualquier necesidad, de soledad, de enfermedad, de problemas..." Ahora las cuatro hermanas de la congregación en Andorra están jubiladas "pero nuestra actividad sigue porque todavía tenemos muchas cosas que hacer con y para el pueblo".
A pesar de que la jubilación llegó hace unos cuantos años, se quedaron en Andorra "porque todavía tenemos mucho que hacer, también es bueno que tengamos el tiempo ocupado, que desde la mañana digamos, tengo que ir a tal familia, a la residencia de ancianos, tengo que estar cerca ahora de los inmigrantes, que aquí ahora van llegando y que estamos a su lado para ayudarles en todo lo que podemos".
El homenaje que rindió ayer Andorra a las Hijas de la Caridad, es una nuestra de cariño. Ellas reconocen que "da gusto salir a la calle, los vecinos nos hablan. Es un cariño mutuo". Además, la hermana Manso, asegura hoy que "decimos siempre lo que en el Evangelio ya está: hemos hecho lo que teníamos que hacer, ni más ni menos. Nosotras vinimos aquí para ayudarles, para hacer el bien". También se disculpa: "quizá alguna vez no hayamos estado a la altura de donde corresponde, por eso ayer les decíamos en la acción de gracias que hacíamos al final, también pedíamos nuestras disculpas, no siempre hemos hecho todo lo que debíamos hacer, pero en fin, pero nunca por mala voluntad".