Zaragoza.- Retrospectiva de Viladrich en Ibercaja, un pintor 'Primitivo y perdurable', máximo exponente del simbolismo

Actualizado: jueves, 13 diciembre 2007 16:01

ZARAGOZA, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Centro de Exposiciones y Congresos de Ibercaja de Zaragoza acoge hasta el próximo 17 de febrero 'Primitivo y perdurable' una retrospectiva con un total de 50 obras del pintor Miquel Viladrich (1887-1956), uno de los grandes renovadores del arte del primer tercio del siglo XX y representantes de la corriente del simbolismo, caído en el olvido durante años.

La retrospectiva se ha confeccionado con obras procedentes de colecciones particulares e institucionales, entre las que destacan las pertenecientes a los fondos de 'The Hispanic Society of América' de Nueva York, donde permanecían gran parte de sus obras.

Con esta exposición se pretende recuperar una de las figuras imprescindibles para entender la evolución del arte en aquella época, de hecho, gran parte de las obras fueron trasladadas a la institución americana por el hispanista Archer M.Huntington, junto con una colección de pinturas de Sorolla, ya que entendía que estos dos pintores eran dos grandes exponentes del arte español.

Este trabajo de recuperación de la obra y la figura de Viladrich nació en el Ayuntamiento de Fraga, donde el pintor catalán tuvo un refugio y realizó parte de su obra más representativa, que es la de la primera etapa. Además, el proyecto se ha realizado con el respaldo del Gobierno de Aragón, la Generalitat de Cataluña y la entidad financiera Ibercaja y cuenta con la colaboración de The Hispanic Society of America de Nueva York.

El responsable de Acción Cultural de Ibercaja, José Luis Lasala, el director general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Jaime Vicente, y las comisarias de la exposición, Concha Lomba y Chus Tudelilla, han presentado en rueda de prensa la exposición.

Su título, '"Primitivo y Perdurable', viene de la definición que de su obra hizo el escritor Ramón Pérez de Ayala, quien vio como en esa recuperación de lo clásico y lo popular hay una gran espíritu de renovación "que perdura en el tiempo y trasciende en la historia del arte", señaló Tudelilla.

UN PINTOR IMPRESCINDIBLE.

Las comisarias resaltaron la figura de Viladrich como uno de los máximos exponentes del simbolismo, un autor personalísimo y con una gran trascendencia. Para Chus Tudelilla, "con la recuperación de artistas como Viladrich se va formando una literatura sobre una corriente artística sobre la que todavía hay muchas preguntas".

"Un pintor absolutamente independiente, con una búsqueda constante y tenacidad en conservar su independencia", señaló Tudelilla. En su primera etapa, sus pinturas en Lérida y en la escuela de Madrid, Viladrich recoge y transforma una tradición pictórica flamenca e italiana renacentista. Con una de sus obras de esta época, 'Mis Funerales' "deslumbra en París, pero una vez que consigue reconocimiento busca un lugar para recluirse, y lo encuentra en Fraga y Almatret (Lérida), estamos en 1910.

En ese momento se conforma como una de las máximas figuras del simbolismo, coetáneo a artistas como de Chirico, Rosseau o Rivera, de quien es amigo. Su obra en estos ambientes rurales donde se refugia y sus continuos viajes a Francia, Italia y Sudamérica, conforma una etapa de su obra donde se presenta como un gran renovador.

Es una de las figuras en la que convergen de manera sincrética la tradición pictórica de los renacentistas italianos del Cuatrocento, como Boticelli o Piero de la Francesca, y también la tradición flamenca y Holbein, "pero con un sello personalísimo y absolutamente moderno; a lo largo de toda su trayectoria, Viladrich, es un pintor perfectamente identificable", indicó Tudelilla.

Viladrich conoció a Diego de Rivera y se posicionó contra la academia que marcaba los cánones, recuperó lo rural, lo popular y lo cercano para transformarlo en algo absolutamente moderno, "fue uno de los creadores del simbolismo", precisó Tudelilla, pero también uno de los olvidados con una carrera truncada por la guerra civil.

El simbolismo no se entiende sin la relación que tiene con el mundo literario y Viladrich conectó con los grandes renovadores de las letras de la época. "Coincidió con los dos 'Ramones' --añadió Tudelilla-- con Ramón del Valle Inclán y Ramón Gómez de la Serna", con quien conectó especialmente.

"Tuvo el reconocimiento de los renovadores de la época y el desprecio de los academicistas que no entendían esta inclusión de la pintura en lo simbólico y en lo personal, faceta que creían destinada a la literatura y los menospreciaron", comentó por su parte Lomba. Hoy, los historiadores del arte, están volcados en el estudio de los renovadores como Viladrich, quienes marcaron las pautas de los derroteros del arte posterior, como reconoce su admirador, Salvador Dalí.

Por eso, según la comisaria Concha Lomba, poder recuperar esta figura y esta obra es una labor apasionante para una historiadora del arte, porque no sólo es recuperar a una gran figura caída en el olvido, sino que sirve también para aumentar un estudio y la literatura en la historia de una corriente artística sobre la que todavía existen muchas lagunas: el simbolismo.

Esa exposición también cumple un deseo declarado de uno de los pintores simbolistas más reconocidos, el mexicano Diego Rivera, de que un día se recuperara la figura de este artista y su aportación como renovador del arte.

DE NUEVO EN ZARAGOZA.

La mitad de esta exposición ya estuvo en Zaragoza, hace ahora 90 años. Fue en 1918, cuando Viladrich venía de exponer en Madrid y viajaba con sus obras. Allí, un grupo de amigos que trabajaban en la revista Aragón pudieron ver sus obras y organizaron una exposición con sus obras.

Para esta exposición, Viladrich realizó su obra 'La boda de Fraga', una de sus obras más importantes de la época fragatina. Desde ese momento y en noventa años no se ha realizado ninguna otra exposición de este pintor en Zaragoza. El resto de la obra recoge su etapa en Marruecos, donde realiza retratos y otra obra en el exilio en la que Viladrich sigue manteniendo su sello personalísimo.