MADRID / OVIEDO 4 Sep. (EUROPA PRESS) -
El catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, Carlos López-Otín, ha señalado que en unos 6 años "a cada paciente se le hará un test que determinará el perfil genético de su tumor" y se le administrará el fármaco "más adecuado de entre los disponibles".
López-Otín, que codirige un grupo de investigación sobre cáncer, envejecimiento y análisis funcional de genomas, ha indicado que investigar los genomas completos del cáncer es "abrir la puerta a una nueva era" en la que los test genéticos a cada paciente permitirán "un diagnóstico más personalizado y un tratamiento más eficaz".
Las investigaciones de López-Otín le han permitido lograr resultados en relación a la leucemia linfática crónica. El equipo que dirige espera tener secuenciados 500 genomas de pacientes de esta enfermedad en un año. Actualmente ya hay 105 genomas completos, gracias a los cuales se han identificado 78 genes involucrados en la enfermedad. Según ha explicado el expertos, algunos de estos genes se relacionan "con las formas más agresivas de leucemia y, por tanto, el tumor del paciente da pistas sobre el pronóstico".
A pesar de ello, el investigador ha apuntado que "con este trabajo" la comunidad científica se ha dado cuenta de la "complejidad" de este estudio. Así, hasta hace poco, se consideraba un logro descubrir que una mutación intervenía en un determinado cáncer y "hoy en día los estudios de genomas completos revelan que en la mayoría de los tumores hay miles de mutaciones". "En la leucemia linfática crónica se han encontrado una gran diversidad entre los genomas tumorales de los pacientes", ha apuntado López-Otín.
Por ello ha destacado que, ahora, "el reto es identificar mutaciones importantes, clasificar los cánceres en función de ellas y no sólo de su morfología --ya que los tumores que parecen los mismo con técnicas diagnósticas convencionales pueden ser muy distintos genéticamente-- y desarrollar fármacos específicos que contrarresten el efecto de estas mutaciones".
Para López-Otín, el objetivo es que en un futuro cada paciente tenga "una medicina personalizada, diseñada a medida de los genes de cada paciente".
Para encontrar estas mutaciones genéticas presentes en la mayoría de los pacientes (bautizadas como 'mutaciones recurrentes'), los investigadores han creado en el laboratorio ratones con mutaciones genéticas para comprobar cuáles de ellos tienen más o menos susceptibilidad al cáncer. "Se comprueba qué genes son resistentes al cáncer y cuáles participan en su progresión para convertirlos en dianas terapéuticas", ha señalado.
Así, se ha encontrado que, en el caso de la leucemia linfática crónica, la diversidad es tan alta que las recurrencias más frecuentes se dan "sólo en un 15 por ciento" de los pacientes. López Otín ha destacado que los genes más frecuentes son SF3B1 y NOTCH1, y que se relacionan con una progresión rápida de la enfermedad.
Concretamente, el gen SF3B1 es la primera vez que se asocia al cáncer, por lo que abre una nueva vía de investigación para entender cómo funciona, según ha explicado López-Otín. Por su parte, NOCHT1 se sabe que interviene en otras enfermedades y, de hecho, ya se han ensayado fármacos que actúan sobre él.
Todos estos resultados, publicados en 'Nature', 'Nature Genetics' y 'New England Journal of Medicine', son los primeros, aunque el equipo de López-Otín ha asegurado que "pronto habrá más", ya que siguen analizando genomas de nuevos pacientes.
CÁNCER Y ENVEJECIMIENTO
Este estudio de López-Otín también les ha llevado a descubrir, en 2002, que existe una relación entre el cáncer y el envejecimiento. Para el investigador "el cáncer y el envejecimiento son dos partes de la misma ecuación y ambos surgen de las mismas alteraciones químicas, que pueden ser muchas o pocas".
"En el cáncer son muchas o muchísimas, es una especie de tormenta multinacional a la que es muy difícil resistirse y defenderse; en cuanto al envejecimiento, el proceso es más lento y menos agresivo, aunque en algunas circunstancias, acontece a toda velocidad", ha apuntado.
El investigador ha explicado que este hallazgo se ha producido "de manera no premeditada", cuando uno de los ratones mutantes creados en el laboratorio, que nació y se desarrolló normalmente, "a las pocas semanas experimentó un proceso de envejecimiento extraordinario y en 4 meses su aspecto era el de un ratón de 3 años", ha indicado.
Así, se ha descubierto que la causa era la acumulación de una proteína toxica (progenina) en el núcleo de sus células que genera un envejecimiento acelerado. "Gracias a este trabajo se ha hallado que, a veces, el descontrol sobre los mecanismos de supresión del cáncer lleva al ser humano a envejecer y si el proceso es enorme el envejecimiento es extraordinario", ha indicado.
El estudio puede ofrecer respuestas al estudio del síndrome de Hutchinson-Gilford, una progenia que afecta a un niño de entre 4-8 millones. "Esta patología, rara entre las raras, conlleva una aceleración desembocada del reloj de la vida: es como si las horas transcurrieran en minutos y éstos en segundos, de forma que, en unos pocos años, el organismo experimenta todas las transformaciones que habitualmente acontecen en varias décadas", ha explicado.
Actualmente, los investigadores colaboran con la Fundación para la Progenia estadounidense, que comenzó un ensayo con unos 50 niños de una veintena de países. "El ensayo va todo lo bien que puede ir", ha apuntado López-Otín, que ha apuntado que se trata de un trabajo difícil porque "son pacientes muy frágiles".
Además, gracias a este estudio, el investigador comenzó una aventura personal, tras conocer a dos jóvenes enfermos de progenia. Al estudiar sus genes descubrieron que ninguno de los dos presentaban las mutaciones en los dos genes causantes del síndrome Hutchinson-Gilford, de manera que tuvieron que buscar cuál era la causa de su progenia.
En tres años, el grupo de la Universidad de Oviedo logró identificar la mutación que causa la enfermedad de estos dos jóvenes. "Es sólo un cambio entre los más de 3.000 millones de posibilidades", ha explicado López-Otín.
"Los dos jóvenes se han convertido en los primero pacientes españoles y entre los primeros del mundo, cuya enfermedad ha podido ser identificada y caracterizada exclusivamente a través de la secuenciación de su genoma", ha apuntado el investigador. Ahora, están desarrollando un modelo animal para esta forma de progenia e intentar llegar así a un eventual tratamiento.