Un libro destaca Cervatos como "paradigma" de la representación de la lujuria en la iconografía románica

Actualizado: sábado, 9 julio 2011 12:51

Jesús Herrero recoge la abundante presencia en espacios sagrados de imágenes de marcado contenido erótico

SANTANDER, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -

El investigador y fotógrafo Jesús Herrero (Palencia, 1950), acaba de publicar el libro 'La lujuria en la iconografía románica', en el que destaca el caso de la colegiata de San Pedro de Cervatos, en Cantabria, como "paradigma de la representación iconográfica global de este pecado".

En la obra, publicada por Ediciones Cálamo, el autor realiza un recorrido por la abundante presencia en espacios sagrados de imágenes de marcado contenido erótico e incluso procaz, analizando las auténticas razones de estos motivos gráficos.

El autor dedica una parte importante de su libro a comentar los ejemplos de motivos eróticos y lujuriosos en la iconografía románica de Cantabria, y en especial, en los de la Colegiata de San Pedro de Cervatos.

Al respecto, y según recoge Europa Press, destaca que "sería impensable" dejar de visitar esta colegiata en un recorrido teórico por el pecado de la lujuria, y afirma que si alguna iglesia románica en el mundo puede ser considerada como paradigma de la representación iconográfica global de este pecado, ésta es San Pedro, en la localidad cántabra de Cervatos.

Así, relata que casi todos los pecados que se engloban en el epígrafe de la lujuria dentro de los libros penitenciales quedan expuestos a la mirada pública en los canecillos y metopas bajo los aleros y capiteles exteriores de algunas ventanas.

Se trata -dice_de "maravillosas imágenes cargadas de contenido etnográfico, social, cultural, moral, y además conservadas perfectamente a pesar de los mil años que han pasado por ellas".

Entre las imágenes del exterior del templo que describe el autor, se encuentran las de tres ventanas con capiteles vegetales, una de ellas, con sendos personajes, masculino y femenino, en actitud de mostrar sus genitales de manera ostensible.

Y en el interior, uno de los capiteles está adornado con tres pequeñas cabezas que representan a unas doncellas y unos anillos triples de dos enormes serpientes que resuelven todo el lateral izquierdo de la cesta y que acaban succionando los pechos de un personaje femenino que representa al pecado de la lujuria.

El autor destaca que este hecho es una excepción ya que "se pueden contar con los dedos de una mano los casos en los que la representación de la lujuria se puede ver en el interior de un recinto sagrado".

PROCESO DE INVERSIÓN MORAL El investigador explica que éstas y otras imágenes románicas descritas en la obra, no son más que el resultado de un proceso de "inversión moral" del contenido simbólico efectuado.

Considera así que lo que se pretendía probablemente era provocar en el creyente "un alejamiento visceral" de todo lo relacionado con el placer sexual, y dejar tan solo "la parte sucia y negativa, pero imprescindible, asociada necesariamente con la conservación de la especie".

Añade que por otro lado, existía la necesidad de demonizar cualquier relación cultural con la Gran Diosa madre de las antiguas sociedades matriarcales de la vieja Europa, para sustituirla por los nuevos patrones masculinos traídos por los pueblos indoeuropeos.

Así, además de cargar con valencias negativas el cuerpo femenino, o a la misma mujer, también se hace lo propio con la serpiente, animal que sustituye a la imagen de la diosa en muchas representaciones desde el Paleolítico Superior.