Tribunales.- El acusado del doble atropello de Cajo dice que "no iba deprisa" y su abogado impugna parte de las pruebas

Actualizado: jueves, 14 febrero 2008 16:48

El conductor desconoce los motivos por los que perdió el control del vehículo y dice no recordar la trayectoria ni haber derrapado

SANTANDER, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

El acusado del atropello que provocó la muerte a dos personas el pasado 1 de febrero en Cajo, en Santander, aseguró hoy en su declaración durante el juicio que "no iba deprisa". Además, su defensa impugnó parte de las pruebas, como las distintas pruebas realizadas para determinar si había ingerido alcohol y el atestado policial, entre otras.

Durante la vista, que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 4 de Santander, el acusado afirmó que desconocía exactamente parte del testimonio que ofreció en un primer momento. "Estuve día y medio en un calabozo, con taquicardia, nervioso, triste, dolorido e impactado", reconoció, al ser interrogado por la Fiscal. Por el contrario, se acogió a su derecho a no responder a las preguntas de las acusaciones particulares.

Así, dijo que ignoraba los motivos por los que perdió el control del coche y que no recordaba haber derrapado ni la trayectoria seguida por su vehículo. Igualmente, aunque dijo que había frenado para evitar la colisión con otro automóvil, tampoco supo explicar por qué no había huellas de frenada en la carretera.

Uno de los testigos, la persona que trató de ayudarle a salir del vehículo al ver al accidente, contó que el acusado le pidió auxilio en dos ocasiones y que le dijo que "se le había puesto una niebla por delante" de los ojos.

La defensa impugnó parte de las pruebas aportadas por la Fiscalía y las acusaciones particulares al considerar que carecían de valor probatorio. Por ejemplo, criticó que las pruebas de detección de alcohol remitidas se limitaran a fotocopias "con ausencia absoluta de autentificación" y que la analítica de sangre realizada en el hospital careciera de firma y nombres.

También rechazó como pruebas el informe elaborado por la Policía Local por discrepancias de carácter técnico y las diligencias de síntomas practicadas por este cuerpo, al cuestionar que los agentes no pidieran permiso para acceder a los boxes de Urgencias de Valdecilla.

De esta forma, la defensa estimó que los hechos juzgados deben limitarse a dos faltas en lugar de delitos, y calificarse como imprudencia leve, siendo penadas con sendas multas económicas.

En cambio, la Fiscalía pidió cuatro años de prisión y seis años de privación del permiso de conducir, así como indemnizaciones por valor de 30.155,43 euros para cada una de las hijas de uno de los peatones fallecidos y 51.695,03 para la hija del otro.

Por su parte, las acusaciones particulares reclamaron sendas penas de cinco años de prisión y de diez años de privación del carné de conducir. En cuanto a la responsabilidad civil, fijaron la cuantía de las indemnizaciones en 201.608,21 y 56.864,53 euros, respectivamente.

Una de las hijas de uno de los peatones atropellados reclamó "justicia" durante la vista, cuando se la citó a declarar, aunque no se la pudo tomar testimonio debido a su estado de nervios y a que estalló en llanto.

RELATO DE LOS HECHOS.

El acusado relató que el pasado 1 de febrero, al terminar su jornada laboral en los viñedos en los que trabaja en Esles de Cayón, su jefe le invitó a tomar algo, en torno a la una del mediodía. En su declaración posterior, el jefe explicó que tomaron cuatro copas de vino, pero que, en el momento de su marcha, en torno a las dos menos veinte, no vio al procesado "afectado" por el alcohol.

El accidente se produjo a las 17.17 horas. Dos conductoras narraron que se encontraron con el coche y coincidieron en señalar que circulaba a "mucha velocidad", superior a los 60 kilómetros por hora.

En este sentido, durante el juicio se produjo una discrepancia entre los criterios que utilizaron, por un lado los policías locales, y por otro, el perito de una compañía aseguradora que compareció a petición de la defensa, sobre la velocidad máxima a la que podía circularse por la curva en la que se produjo el accidente.

Además, el citado perito sugirió que el vehículo podía tener una avería previa debido a que una pieza de la dirección estaba "en malas condiciones" y que cuestiones mecánicas explicaban que la marcha puesta pareciera ser la quinta.

Los análisis de sangre que se le practicaron al acusado revelaron, además de la ingesta de alcohol, la presencia de opiáceos, aunque no la cuantificaron. En el automóvil aparecieron ocho colillas de 'porros' que, según el conductor, pertenecían a su novia.

También se encontraron latas de cerveza, que, explicó, se compraron para el fin de semana anterior, cuando su novia las compró para él y el resto de integrantes de la banda de música de la que forma parte, que tocaban ese día en Llanes y que habían decidido quedarse allí sin utilizar el vehículo.

El acusado reconoció que ya se la había retirado el carné de conducir, por el plazo de un mes, en otra ocasión, cuando al regresar a Santander durante la celebración de una boda se le practicó una prueba de alcoholemia que resultó positiva.