TOLEDO, 24 May. (EUROPA PRESS) -
El provicario general de la Diócesis de Toledo y vicario episcopal para la vida consagrada, Raúl Muelas, ha afirmado este viernes que la Iglesia católica debe de estar "muy pendiente" de las necesidades de las monjas tras casos como el de las clarisas de Belorado. "No podemos dejarlas solas", ha añadido.
Así lo ha indicado a preguntas de los medios en la rueda de prensa de presentación de la Asociación de Amigos de los Conventos de Toledo, donde ha asegurado que dentro de los conventos hay todavía "mucha ternura y mucha inocencia" a pesar a pesar de ser mujeres "con una inteligencia y con un arrojo muy grande".
Es por ello por lo que ha reflexionado que casos como el de las clarisas de Belorado "hacen pensar" que desde la Iglesia católica hay que estar "muy pendientes" de las necesidades que puedan tener las monjas y no dejarlas solas.
Así, ha dicho que iniciativas como la Asociación de los Amingos de los Conventos de Toledo es "muy bonita" para que todos los conventos puedan tener siempre "seglares de referencia" fuera, que sin ningún interés económico vayan a verlas "por el cariño y el agradecimiento de tenerlas cerca y experimentar los beneficios espirituales que tienen y para que no queden al albur de cualquier timador".
Del mismo modo, ha valorado que el arzobispo de Burgos, Mario Izeta, siga "tendiendo puentes" constantemente para saber en qué sentido quieren abandonar la Iglesia católica las clarisas y conocer si puede haber una coacción "por parte de quien está ostentando el poder de esa comunidad y que tenía que haberlo dejado a finales de mes".
Con todo ha querido hacer público que "casi todos los meses" tiene que enviar whatsapp a los conventos de la Diócesis toledana para advertirles de que tengan cuidado con los timadores porque reciben llamadas telefónicas de personas se hacen pasar por autoridades diocesanas pidiéndolas hacer transferencias de 500 euros.
También ha comentado el caso de gente que llama a monjas que hacen dulces y les dicen que están el hospital tras consumir dulces que compraron en el convento, y les amenazan con denunciarlas para luego decirles que se olvidan del asunto si les pagan 500 euros.
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