Tribunales.- Hijos de la acusada de matar a su marido creen que si no fuera por ellos su madre se habría quitado la vida

Actualizado: martes, 15 enero 2008 16:44

Confiesan que su padre maltrató a su madre embarazada porque "si ella no se deshacía de lo que llevaba dentro lo iba a hacer él a patadas"

El hermano de la víctima señala que no tenía problemas en el trabajo, donde "le apreciaban", ni con la bebida

TOLEDO, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

Tres de los hijos de Emiliana G.P., de 50 años, acusada de matar a su marido clavándole un cuchillo de cocina de 15 centímetros tras una discusión en el domicilio que ambos compartían en Argés (Toledo), afirmaron hoy que si no hubiera sido por ellos su madre "se habría quitado la vida" a causa de la situación de maltrato que soportaba por parte de su padre.

En la segunda sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Toledo, los tres hijos mayores del matrimonio confirmaron que la relación con su padre, al que los tres dijeron querer y ser correspondidos, "era buena" excepto cuando él "hacía las barbaridades" que hacía cuando bebía, lo que desembocaba en malos tratos a su madre, algo que ocurría prácticamente todos los días.

Los tres reconocieron que las relaciones de sus padres, desde que tienen uso de razón, han sido malas, que su padre insultaba y llamaba "zorra", "inútil" y "puta" a su madre, que le echaba la culpa de todo, la arrastraba por las escaleras y la amenazó muchas veces con matarla, a veces verbalmente y otras encañonándola con una escopeta o con cuchillos.

A preguntas del Fiscal, María Jesús, primera de las hijas en declarar --segunda de la pareja-- afirmó que una vez llamaron a la Guardia Civil pero que la acusada no presentó denuncia por miedo y, respecto a las órdenes de alejamiento, consideró que "todo el mundo ve para lo que sirven". "Intentábamos que se separaran pero cuando pensábamos qué le podía pasar a ella, es que la iba a matar", precisó.

Declaró que su madre ha llegado a dormir "en obras o donde le pillaba" cada vez que se producían episodios de maltrato por parte de su padre y ellos acudían para que la mujer pudiera salir del domicilio porque "él no la dejaba salir" y así se sentía "más protegida".

LA MALTRATABA "SIN QUÉ NI PARA QUÉ".

"Si no estuviéramos nosotros se hubiera quitado la vida", afirmó la joven, quien reconoció que muchas veces no podía hacer planes "porque veía lo que iba a pasar". Del día de los hechos recordó que su hermana mayor la llamó por teléfono a casa de su novio para decirle que había pasado algo y que se fuera corriendo al domicilio familiar porque "papá está mal". Allí vio a su padre tirado en la rampa y a su madre muy nerviosa y diciendo que se lo llevaran --al hospital--.

La hija mayor de la acusada, Elena, señaló que su padre pegaba a su madre habitualmente "sin qué ni para qué" y que recuerda haber presenciado amenazas y malos tratos "desde que tenía uso de razón", lo que en el año 2000 la motivó a avisar a la Guardia Civil tras uno de estos episodios "porque ya no podía más".

Confesó, a preguntas de la defensa, que su padre obligó a su madre a abortar en tres ocasiones "porque no quería tener más hijos", y que incluso estando embarazada de la pequeña la continuó maltratando argumentando que "si ella no se deshacía de lo que llevaba dentro lo iba a hacer él a patadas".

Elena añadió que su padre era consciente de su problema "pero no estaba bien de la cabeza" y "era otra persona cuando bebía". En cuanto a su madre, señaló que estaba "acojonada", y que por vergüenza no contó nada a nadie.

Por último, y reconociendo su derecho a ser indemnizada por su madre por la muerte de su padre --al igual que su otra hermana--, subrayó que su madre no tenía otra opción "porque si la hubiera tenido no estaríamos aquí ahora", dijo finalmente, convencida de que en el pueblo y en la familia "sabían lo que pasaba, aunque no hasta ese punto".

EL PADRE ERA "COMO DOS PERSONAS".

El tercero de los hijos en declarar, Santiago, confirmó que las agresiones y los insultos mutuos han existido "desde siempre" y que cuando ocurrieron los hechos y lo avisaron por teléfono "se imaginaba lo que podía haber pasado, pero a su madre".

Reconoció que su padre era alcohólico, que bebía todos los días, que lo quería "cuando estaba sobrio", que "era como dos personas", y que él lo animó a que dejase de beber y fuera a un centro de desintoxicación. Afirmó, como sus hermanas, que su madre no se separaba de él "por miedo a que la matase" y porque la amenazaba con quedarse con la custodia de los hijos, especialmente de la pequeña, diciéndole que estaba loca.

Durante la sesión de mañana también compareció Darío, el novio de María Jesús, que acudió con ella a la casa el día de los hechos. Una vez allí, vio que la madre "estaba al fondo del garaje, llorando, histérica" y en un primer momento pensó que el padre --al que auxilio sacándole la lengua de la boca para que no se ahogase-- "se había dado un golpe" al resbalar en la rampa del garaje porque estaba lloviendo y llevaba zapatillas de andar por casa.

El novio de la hija mayor, Miguel Ángel, quien destacó que la relación del padre con los hijos era buena, agregó que conocía la existencia de problemas en el matrimonio por lo que le contaba Elena. Del día de los hechos, recordó que la acusada preguntó "en todo momento" cómo estaba su marido y que él se encargó de comunicar lo sucedido a la familia de la víctima, a quien solicitó que se le hiciera un análisis de sangre. NO TENÍA PROBLEMAS CON LA BEBIDA.

También declaró como testigo de la acusación particular uno de los cinco hermanos de la víctima, José Luis, que trabajaba con él desde hacia once o doce años y relató que el ambiente en el lugar de trabajo --la víctima era jefe de locomoción del Ministerio de Fomento-- era "cordial y corriente". "No tenía problemas con nadie y le apreciaban", confesó.

Destacó que la relación con su cuñada era "buena, corriente", y rechazó que su hermano tuviese problemas con la bebida, con el trabajo o en su familia. Aseveró que su madre, que tiene más de 80 años, está mal por la situación creada desde que murió Santiago y por cómo murió.

Negó que alguna vez él o algún miembro de su familia haya dependido económicamente de la víctima y añadió que si su familia no ha cubierto los gastos del funeral ha sido por la forma en que ocurrió todo y porque no están conformes con que haya sido enterrado en Toledo y no en su lugar natal, el pueblo cacereño de Ahigal.

El médico que acudió al lugar de los hechos el día 11 de mayo de 2006, pasadas las 21.00 horas, relató que al llegar se encontraron a la víctima en parada cardiorrespiratoria por apuñalamiento tumbado en la rampa del garaje del domicilio, inconsciente, frío y con una herida contusa en la frente, una herida punzante en el tórax y erosiones en los nudillos de la mano izquierda.

Finalmente, los dos guardias civiles que se encargaron de la inspección ocular de la vivienda esa misma noche apuntaron que no hicieron un registro minucioso del domicilio, y que no encontraron en él ninguna escopeta, aunque tampoco era lo que buscaban.