Condenada una parroquia a indemnizar a un niño que tuvo que ser amputado

Beatriz, madre de Unai H.A., el niño que sufrió la amputación de ambas piernas.
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 3 julio 2016 17:32

   La sentencia aprecia culpa civil en la organizadora de un campamento en Palencia donde el menor sufrió un brote meningítico

   VALLADOLID, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -

    La parroquia de Santo Tomás de Aquino de Valladolid deberá indemnizar con más de 840.000 euros a los padres de un menor que en el verano de 2010, cuando contaba con 8 años y participaba en un campamento, sufrió un shock séptico derivado de un brote meningítico y, a causa de la gravedad de su estado, fue necesario amputarle ambas piernas por debajo de las rodillas, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

   Han tenido que pasar seis años para que los padres de Unai H.A, hoy con 14 años, reciban "aunque ya sin mucho consuelo", en palabras de su madre, Beatriz, la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 12 de Valladolid que estima la reclamación de la familia y que, además de los 125.000 ya abonados por Seguros Bilbao, condena a la Parroquia de Santo Tomás de Aquino, sita en la calle Álvarez Taladriz y perteneciente al Arciprestazgo Sur, a sumarse al capítulo indemnizatorio con otros 840.549,03 euros ante las gravísimas secuelas que padece y que "inciden de manera muy relevante en su integridad física y moral".

   De hecho, el niño, el mediano de tres hermanos, no sólo ha tenido durante mucho tiempo como compañera de viaje una silla de ruedas, hoy sustituida por unas prótesis para poder andar, sino que desde la fecha de los hechos sufre insuficiencia renal crónica y perdió igualmente dos falanges de la mano derecha, con lo que seis años después aún no ha recibido el alta médica y a menudo viaja a Madrid para pasar consulta en hasta cuatro servicios de distintas especialidades.

   Los hechos que la familia vive aún como una "pesadilla", que en todo el proceso civil ha estado asesorada por El Defensor del Paciente, se remontan a los primeros días de agosto de 2010, cuando Asier, el mayor de los tres hermanos, y Unai, de 10 y 8 años, respectivamente, acudieron a un campamento de verano que la parroquia ahora condenada, en la que llevaban dos años de catequesis, había organizado en la localidad palentina de San Salvador de Cantamuda.

   Fue el día 6 cuando Unai, tras realizar una marcha a pie, empezó a sentirse mal, con dolores en una pierna, cansancio y fiebre, ante lo cual los monitores del campamento le suministraron ibuprofeno y acordaron que se quedara en la cama reposando.

   A la mañana siguiente, dado que se mantenían los mismos síntomas, los monitores, sin consultar a los padres ni facultativo alguno, le mantuvieron en la cama todo el día, hasta que sobre la hora de comer del día 8 --durante la madrugada había vomitado--, optaron por acudir al médico de Cervera de Pisuerga tras percatarse de las manchas que presentaba por todo el cuerpo.

   Allí se le diagnosticó un cuadro compatible con shock séptico por meningococo y se le derivó inicialmente al Hospital Río Carrión de la capital palentina, si bien finalmente fue trasladado al Hospital Clínico Universitario de Valladolid, donde se le diagnosticó un shock séptico de origen no filiado con fallo multiorgánico.

   Su gravísimo estado obligó a amputarle las dos extremidades inferiores y dos falanges de la mano derecha, lo que le mantuvo hospitalizado a partir de entonces por espacio de ocho meses, la mitad en el Clínico Universitario y el resto en La Paz, en Madrid, hasta abril de 2011.