VALLADOLID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
El vallisoletano Fernando C.G, quien compartió hoy banquillo en la Audiencia de Valladolid con su amigo Juan Manuel R.F. bajo la acusación de tráfico de drogas, ya que ambos fueron interceptados en Sardón de Duero en enero de 2008 en un control de la Guardia Civil en posesión de más de 800 gramos de speed ocultos en un altavoz del vehículo, declaró que la droga era suya y justificó la gran cantidad de la misma en el hecho de que, dada su grave politoxicomanía, había hecho acopio de ella para que le durara cuatro o cinco meses.
El acusado explicó que el mismo día de la detención, el 19 de enero de 2008, regresaba con su amigo de Lérida, localidad a la que se habían desplazado tras contactar con un traficante al que antaño conoció en el 'Monegros Festival' y que iba a suministrarle una gran cantidad de speed, por la que acabó desembolsando 4.000 euros.
Fernando C.G, camionero de profesión, especificó que su acompañante, Juan Manuel R.F, desconocía por completo el objeto de dicho desplazamiento por cuanto le había dicho únicamente que iba a Lérida para comprar un vehículo. Una vez en dicha localidad, el acusado aseguró que dejó a su amigo en un parque, donde éste permaneció viendo a los chavales practicar con el monopatín, y aprovechó entonces para adquirir la droga que ocultó en el altavoz del coche.
"Juan Manuel no sabía nada, únicamente se prestó a acompañarme", insistió Fernando C.G, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press, apuntó que comprar el speed en esa importante cantidad resultaba más barato y, además, le permitía cubrir su consumo a lo largo de casi medio año. "Era consumidor de todo menos de heroína, y toda la droga me la metía por la nariz", concluyó el procesado.
Su compañero de banquillo, Juan Manuel R.F, trabajador de Renault España, ratificó la versión del anterior y añadió que si ambos se mostraron asustados al ser interceptados fue debido al "enorme despliegue del control, ya que la Guardia Civil apareció con perros, pinchos y escopeta en mano".
EN UN CONTROL ANTITERRORISTA
Precisamente, los guardias civiles que practicaron la detención recordaron que ésta se produjo de forma "aleatoria" en el transcurso de un control antiterrorista montado en Sardón de Duero y en el que participó más de una decena de efectivos de distintas especialidades, entre guías caninos y expertos en detección de explosivos, y coincidieron al señalar que el nerviosismo de los dos ocupantes del Renault Clio con matrícula de Segovia interceptado les llevó a registrar más a fondo el turismo.
Los agentes interceptaron previamente otro turismo que les precedía y que pensaron que pudiera un 'vehículo lanzadera', si bien al no encontrar nada en su interior se centraron en el de los acusados. "La bolsa que contenía la droga se veía a simple vista a través del altavoz del coche", recordó uno de los guardias, quien añadió que no hallaron ni dinero y otros efectos característicos para la distribución de la droga.
A tenor de las pruebas directas e indiciarias expuestas en el juicio, la representante del Ministerio Fiscal acordó mantener para ambos acusados su petición de diez años de prisión y el pago de multas por importe de 60.000 euros, al aplicarles la agravante de cantidad de notoria importancia, que, según advirtió, "excede sobradamente lo que podría considerarse como para autoconsumo y demuestra que la droga estaba destinada a su venta a terceras personas".
Las defensas, por su parte, pidieron una sentencia absolutoria. En el caso del letrado de Fernando C.G, para el supuesto de que la sentencia fuera condenatoria, pidió, con carácter alternativo, un pena mínima al considerar que concurre la atenuante muy cualificada de drogadicción, algo que el Ministerio Fiscal no considera suficientemente acreditado.