SALAMANCA, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -
Miles de turistas llegan cada día a Salamanca para disfrutar de su enorme patrimonio arquitectónico, un tesoro que permite viajar en el tiempo y ver cómo luce desde su Puente Romano hasta la fachada plateresca de la Universidad, su Palacio Monterrey, su Catedral o su Plaza Mayor.
Y, en medio de todo estas edificaciones con siglos de historia, se encuentra un edificio un poco más moderno, de los albores del siglo XX, que sirvió para poner la guinda al pastel. Se trata de la Casa Lis, un edificio modernista del que hay mucho que contar. Y, entre todo ello, puede presumir de tener la terraza más bella de la ciudad, que mira hacia poniente con la elegancia del modernismo y con el abrazo del río Tormes.
Esta terraza permite disfrutar de conciertos en vivo, como ocurre cada verano con 'Las Noches de Lis', y relajarse en ella con un buen conmbinado e incluso con la posibilidad de cenar en ella. Una manera distinta de disfrutar de esta "colgante llamarada oblicua hacia poniente", como dijo de ella el poeta Aníbal Núñez.
Este edificio nació de un sueño, del sueño del industrial Miguel de Lis. A las puertas del siglo XX, este propietario de una próspera fábrica de curtidos ordenó con fondos propios levantar este palacete al arquitecto Joaquín de Vargas y Aguirre.