BARCELONA, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
El arquitecto de los nuevos Encants de Barcelona, Fermín Vázquez, que capitanea b720 Arquitectes, ha defendido este martes que la obra del edificio adonde se trasladará el mercado "no había acabado todavía" el sábado cuando se inundó, y tiene un mes para arreglarlo.
Así lo ha explicado a los medios acompañado del concejal de Comercio, Consumo y Mercados, Raimond Blasi, y el presidente de la Asociación de Comerciantes, Diego Escámez, tras una asamblea de hora y media que ha reunido unos 300 vendedores para atender las explicaciones.
Vázquez ha insistido en que en la cubierta había cosas por acabar, que en algunos desagües había objetos porque "no se habían repasado" y que faltaban algunos accesorios por colocar, y ha desvinculado el agua que salió de la cubierta de la inundación de la parte baja.
Siguiendo con la cubierta, ha reconocido que en tres o cuatro puntos "es posible" que el agua rebasara demasiado, pero ha resaltado que no se han producido daños materiales y ha prometido que cuando entreguen la obra tendrá garantías.
Dispone de un mes para los arreglos, que no costará ni un euro al Ayuntamiento, ha asegurado el edil Blasi, que sitúa el fin del plazo para las reparaciones alrededor del 12 de julio, aunque el consistorio no recepcionará la obra hasta no tener "garantías".
Al preguntársele al arquitecto si ha tenido presión municipal para acabar, ha afirmado que han tratado de cumplir con la fecha fijada y que no hablaría de presiones, y Blasi ha asegurado después que "el Ayuntamiento no tiene ninguna prisa".
Tras la asamblea, algunos vendedores han mostrado a los medios su incredulidad ante las explicaciones, y el propio presidente, Diego Escámez, ha escenificado sus dudas: "Las explicaciones técnicas no las acabamos de entender pero sí los motivos".
El parecer de Escámez y de muchos vendedores consultados es que la reparación dure lo necesario, tras lo cual celebrarán una asamblea para decidir el traslado, que será "en la fecha que sea" aunque pasen cinco meses: algunos son firmes partidarios de que el traslado no les pille en agosto, con lo que podría acabar siendo en septiembre.
COMERCIANTES DESCONTENTOS
A la salida, algunos comerciantes han mostrado su descontento, como José Manuel Jiménez, que ha reprochado que "se les ha ido totalmente de las manos", y Maria, que ha asegurado que no tiene para yogures para los nietos porque todo se lo ha gastado en el traslado: "Quiero mi dinero".
Juan Borja, con 39 años como vendedor, ha criticado que la cúpula no es para la lluvia sino "para hacer bonito", y han surgido dos quejas más: la inclinación de las rampas del nuevo edificio donde se ubicarán los puestos, y que los camiones no podrán llegar al espacio de la subasta.
Desde el Ayuntamiento y la asociación de comerciantes han argumentado que ya se conocían los planos de antemano, que una vez se trasladen al edificio se verá cómo funciona --aunque hay cuestiones estructurales difícilmente cambiables--, y que la inclinación no es mayor que la que en el emplazamiento tradicional ya tienen algunos puestos.
Blasi ha agregado que la cubierta quiere "preservar la identidad del mercado al aire libre", espíritu que los comerciantes esperan mantener, y el vendedor José Manuel Jiménez ha lanzado un recordatorio a los barceloneses: el mercado sigue abierto aunque aún sea su vieja ubicación.