Un copropietario del Riviera dice que pagó "por cortesía" el psiquiatra de un hijo de un policía

El fiscal ve "poco normal" la amistad entre policías que hacían redadas y propietarios

Juicio de la trama de proxenetismo y soborno policial Riviera y Saratoga
EUROPA PRESS
Europa Press Catalunya
Actualizado: martes, 17 diciembre 2013 21:11

BARCELONA, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -

El copropietario del macroprostíbulo de Castelldefels (Riviera) Antonio H. ha afirmado este miércoles, en el juicio contra la presunta trama de proxenetismo y soborno a policías, que pagó "por cortesía" la visita médica del hijo del entonces comisario de la Policía Luís G. en un centro psiquiátrico reconocido de Barcelona.

"Yo le pague ese día por cortesía, pienso. Le pagué la visita", ha declarado, y ha puntualizado que no recuerda si también le pagó las pastillas, en agradecimiento por el buen trato que el comisario de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación dio al propietario del Riviera, tras una redada en el club.

Según ha explicado Andrés G., quiso agradecer el trato especial que la Policía le había dado cuando lo citaron a declarar tras una redada en 2003 --en la que tuvo que pagar una multa de 360.000 euros--, ya que se encontraba mal y estaba en tratamiento por fobias.

"Le quería dar las gracias de alguna forma. Que sepan como funcionamos", y ha relatado que al cabo de un par de semanas de la redada llamó a la comisaría y se citó con el comisario, con quien entabló una conversación sobre psicólogos y acabaron hablando de los problemas con las drogas del hijo del policía.

El propietario también ha reconocido que también facilitó un empleo a los dos hijos del comisario, hecho por el que el fiscal Anticorrupción Fernando Bermejo le ha preguntado en varias ocasiones si considera normal este tipo de relación con alguien que le organiza redadas: "Yo creo que todo vino un poquito a razón del hijo. Si usted es padre, creo que lo entendería", le ha respondido Antonio H.

NIEGA LOS PACTOS

El propietario también ha negado que tuviera un pacto con algunos policías, aunque ha asumido que también regaló un caja de vinos al entonces inspector jefe Abundio N. --que le había organizado varias redadas--: "Vamos a ver. No es referente a los clubs. Son fechas en las que estamos acostumbrados a dar y recibir detalles de Navidad".

Sobre esto, el fiscal ha remarcado que el club Riviera tuvo una redada importante en 2002, pero que luego se dejaron de encontrar irregularidades en las sucesivas revisiones --excepcionando la de 2005 que hizo el inspector jefe José Javier M.P.-- y que esta tendencia duró hasta 2008, lo que ha atribuido a la posibilidad de que Antonio H. estuviera recibiendo información del comisario Luís G. y del inspector Abundio N.

El otro copropietario del club Riviera José V., que sólo ha querido contestar las preguntas de su abogado, ha declarado no conocer a ninguno de estos policías y no tener conocimiento de la presunta trama.

"DESGRACIA" DE SER FEAS

Los dos propietarios han reconocido que el Riviera era un lugar donde se ejercía la prostitución, pero ha negado que las prostitutas estuvieran bajo el control del hotel, pues eran "libres de entrar y salir cuando quieran, solas o acompañadas", ha dicho Antonio H.

Respecto al tipo de huéspedes del hotel, él mismo ha afirmado que la mayoría eran prostitutas, aunque ha negado que el club hiciera una selección por su belleza, ya que es una vergüenza no dejarlas entrar por su fealdad: "Ya tienen suficiente desgracia".

Según el fiscal, los propietarios y encargados de los dos prostíbulos se lucraron de 2002 a 2008 de la explotación de mujeres en situación irregular, que estuvo favorecida por los chivatazos de miembros de la Policía, por lo que pide de 3 a 44 años de cárcel para los 20 acusados que declaran en la Audiencia de Barcelona desde el lunes.

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