El 'efecto Illa' se impone y el PSC gana las elecciones catalanas 18 años después

El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, ofrece una rueda de prensa a su llegada a la sede de su partido minutos antes del cierre de los colegios electorales, en Barcelona, Catalunya (España), a 14 de febrero de 2021
El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, ofrece una rueda de prensa a su llegada a la sede de su partido minutos antes del cierre de los colegios electorales, en Barcelona, Catalunya (España), a 14 de febrero de 2021 - Lorena Sopna i Lpez - Europa Press
Publicado: lunes, 15 febrero 2021 0:01

   Se antoja difícil que puedan llegar a gobernar a no ser que ERC se avenga a reeditar un tripartito de izquierdas

   BARCELONA, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -

   El PSC ha ganado las elecciones catalanas con 640.376 votos (22,97%) y 33 escaños, con el 98,35% escrutado, 18 años después, aunque ha empatado con ERC en escaños y se antoja difícil que puedan llegar a gobernar a no ser que los republicanos se avengan a reeditar un tripartito de izquierdas.

   Los socialistas han logrado 16 escaños más que en 2017, cuando se situaron en 17 escaños y 606.659 (13,86%) votos, y en estos comicios han logrado 33.717 votos más que cuatro años atrás.

   Esta victoria supone la vuelta de los socialistas a la cabeza de la política catalana, aunque esto no significa que puedan gobernar porque las fuerzas independentistas firmaron hace cinco días un acuerdo para ponerles un cordón sanitario y rechazar los pactos de gobierno con ellos fuera cual fuera el resultado.

   Los socialistas revalidan la victoria que consiguieron en votos en las elecciones de 1999 y 2003; en ninguna de esas dos ocasiones consiguieron la victoria en escaños y solo en las de 2003 y, después, en las de 2006 consiguieron gobernar formando sendos tripartitos con ERC y ICV.

   Tras los dos tripartitos, el PSC de José Montilla dilapidó el millón de votos cosechado por Pasqual Maragall en 2003, cuando alcanzó el 62,54% de los sufragios que le otorgaron 42 escaños, y que en 2006 el propio Montilla había mantenido --consiguió 928.511 votos, el 56,77% y 37 escaños--, pero el desgaste de liderar el Govern dejó a los socialistas en 2010 con 570.361 votos, 28 escaños y el 18,32% de los votos.

   El adelanto electoral que el expresidente Artur Mas decretó en 2012 al no ver salida a un pacto fiscal para Catalunya supuso la apertura de Convergncia a un proyecto abiertamente independentista y tuvo como consecuencia la polarización entre el voto independentista y el voto constitucionalista, lo que provocó que ERC asomara la cabeza en la disputa electoral e hizo mella en las filas socialistas.

   Liderados por Pere Navarro y con una estrategia basada en el federalismo como solución a un conflicto que comenzaba a enquistarse, el PSC en la vía del medio, descendió a los 20 escaños, y aunque obtuvieron 523.333 votos (el 14,43%), perdió el segundo puesto y quedó en tercer lugar tras los independentistas.

   El descenso del socialismo catalán se acentuó cuando Mas decidió volver a adelantar los comicios en 2015 para presentarlos como un plebiscito de la independencia, presentando una candidatura conjunta con los republicanos, polarizando todavía más los comicios y presentando un escenario a la contra para el PSC de Miquel Iceta, como demuestra el resultado de aquella contienda electoral, en la que cosecharon 16 diputados, 522.209 (12,74%) y perdieron otra plaza situándose cuartos tras Cs.

   En las últimas elecciones, las que convocó el entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy tras intervenir el autogobierno catalán por el 1-O, la división entre el partido de Puigdemont y el de Junqueras --que decidieron no presentarse juntos-- aupó a los naranjas a la primera posición pero sin posibilidad de gobernar, y los socialistas mantuvieron su cuarta posición aumentado en escaños y votos --17 y 606.659 (13,86%)--, aunque lejos todavía de sus competidores.

'EL EFECTO ILLA'

   Así, los socialistas afrontaban los comicios de 2021 con Iceta al frente y con un panorama que les auguraba un crecimiento, aprovechándose de que el PSOE volvía a gobernar en el Estado y de que, en el constitucionalismo catalán, Cs no había logrado ser determinante en la gobernablilidad pese a haber ganado los comicios, y aunque las encuestas daban un PSC al alza, lo dejaban siempre lejos de los puestos principales.

   Illa irrumpió en la campaña electoral un mes antes de que comenzara, cuando el PSC por sorpresa le situó a él y no al primer secretario del partido, Miquel Iceta, como cabeza de lista para capitalizar su experiencia al frente del Ministerio de Sanidad y el grado de conocimiento en la ciudadanía que había logrado en el cargo; ahí comenzaron a ganar las elecciones.

   El candidato centró su campaña en explotar sus capacidades como gestor de la administración, mostrando un perfil dialogante y conciliador, y evitando entrar al trapo de las críticas que centró desde el primer minuto en el que las encuestas le situaron como posible ganador de los comicios, algo a lo que los socialistas no aspiraban con el candidato Iceta.

EL CANDIDATO DE PEDRO SÁNCHEZ

   El efecto Illa fue auspiciado por el mismo presidente del Gobierno y lider del PSOE, Pedro Sánchez, que aseguró que la estrategia se elaboró en noviembre y que, cuatro meses después recoge sus frutos y supone un espaldarazo a su estrategia estatal de solventar la organización territorial tratando de establecer un diálogo con Catalunya.

   Así, el cambio en la candidatura de los socialistas catalanes se consensuó con Moncloa, no en vano el candidato debía abandonar su asiento en el Consejo de Ministros.

   Durante la campaña, Sánchez ha explicado que Catalunya no necesitaba un candidato socialista sino un presidente y lo ha respaldado acudiendo a Catalunya hasta en seis ocasiones.

   Con la victoria de los socialistas catalanes, la dupla Sánchez-Illa recuperan en votos un feudo tradicional socialista, y buscarán gobernar presentando al candidato a un pleno de investidura para conseguir tener a dos presidentes que traten de desencaller el conflicto territorial lo que daría al presidente del Gobierno un impulso en su política de Estado.

   Además, los resultados socialistas contrastan con los del PP que ha obtenido los peores resultados de su historia y con los del bloque de derechas constitucionalista, que ha perdido la mitad de los apoyo, por lo que la propuesta de Sánchez e Illa de apostar por la vía dialogada, se ha impuesto en los catalanes constitucionalistas.

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