Mercedes Abad narra con ironía en 'El vecino de abajo' "la revolución interior" de una mujer aferrada a la rutina

Actualizado: domingo, 6 mayo 2007 14:10

BARCELONA, 6 May. (EUROPA PRESS) -

La escritora barcelonesa Mercedes Abad narra en 'El vecino de abajo' (Alfaguara), con un tono irónico y humorístico, "la revolución interior" que padece una mujer encorsetada en las normas y aferrada por la rutina, cuando el vecino de abajo empieza unas ruidosas obras que atacan su único refugio en el mundo, su apartamento.

El insorprotable ruido de los martillazos y los taladros sirven de detonante para que la protagonista "entre en un proceso de desmoronamiento" que hace fluir sus ansias de venganza y, en consecuencia, afronte su situación real: la soledad, un divorcio y una vida acatada por los límites.

"Es un personaje rígido, maniático del orden que ha tenido problemas gordos --su marido le ha dejado por su hermana, tiene un trabajo poco renumerado y reconocido como la traducción y apenas tiene amigos-- que ha resistido con estoicismo y gallardía", explicó Abad durante una entrevista con Europa Press.

"Tiene 36 años pero no ha encontrado su lugar en la familia, el trabajo, las emociones y los amigos. No es importante para nadie ni si quiera para sí misma. Su único refugio es la casa, que ha elegido ella y donde es atacada desatando un descenso hacia los infiernos", añadió.

Gracias a las ansias de venganza hacia el vecino de abajo que ha ido forjando en su interior, la protagonista empieza a "liberarse" de su mesurada vida y "se crece ante el enemigo", encontrando un sentido a su existencia: "aplastar a su vecino".

Abad (Barcelona, 1961) coloca a su personaje en una situación de gran presión, aunque muy cotidiana, que le desborda y desencadena un comportamiento un tanto surrealista. "No me interesa la literatura realista porque toma mucho tiempo en llegar a un hecho. Nunca renunciaré a la exageración y a lo grotesco, aunque en este libro me he contenido".

"DOSIS DE HUMOR".

La autora relata la historia con un ritmo ágil y "dosis de humor y mala leche en partes iguales", que aseguró --citando unas palabras de Kurt Vonnegut-- que es "la única manera digna de escribir sobre algo absurdo y horrible".

"El humor reconforta y ayuda a vivir, muestra lo pequeñitos que somos y la mejor manera de desmontar al enemigo es reírse de uno mismo, que en medio de la catástrofe cotidiana es lo más difícil y que requiere inteligencia, pero si lo consigues estás salvada porque significa que miras desde fuera y te percatas de lo ridículo que es todo", añadió la escritora barcelonesa.

Asimismo, comentó que el humor es "el mejor antídoto" contra la cursilería, un recurso al que las escritoras tienen pánico, y como decía Vonnegut, "siempre es mejor reír que llorar porque no mancha".

La escritura del 'El vecino de abajo' fue "un parto sin dolor" gracias a que las palabras "iban fluyendo" provocando "un gran placer" a su autora.

La escritora recurre a la primera persona para narrar las peripecias y obsesiones de la protagonista, que parte "de algún modo" de su creadora, aunque Abad remarcó que no coincide con su perfil, a pesar de que para trazar a sus personajes, se suministra de las ocurrencias y caracteres de sus amigos.