BARCELONA, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Museu d'Història de Catalunya recorre la "complejidad" del arquitecto Josep Puig i Cadafalch (1867-1956) en la extensa exposición cronológica 'Puig i Cadafalch. Arquitecte de Catalunya', la mayor de las organizadas con motivo de la conmemoración del Any Puig i Cadafalch y que podrá verse del 15 de diciembre al 15 de abril en Barcelona.
Según han explicado en rueda de prensa este jueves los comisarios, Eduard Riu y Mireia Freixa, la exposición ahonda en las diferentes facetas del arquitecto en toda su globalidad, muy conocido por sus obras modernista, y menos en sus demás vertientes como político, personaje público e incluso creador de otros estilos: "No nos imaginamos cómo era de conocido en su momento", ha dicho Riu.
Los comisarios han destacado su intención de crear un relato fluido y "líquido", tratando de abordar al arquitecto en toda su diversidad, por lo que la exposición transita por las diferentes etapas vitales del arquitecto desde sus inicios en Mataró (Barcelona), hasta su muerte, atravesando una dilatada carrera, de la que legó grandes obras a la capital catalana.
Además de reconstruir su despacho personal con algunos de sus objetos originales y parte del mobiliario del arquitecto, la exposición incluye materiales gráficos de su obra arquitectónica y urbanística extraídos del Arxiu Nacional de Catalunya, que custodia su archivo personal, con un "número importante" de piezas que no se habían podido ver nunca o bien no lo han hecho en los últimos 30 años, sobre todo bocetos y dibujos de sus proyectos arquitectónicos.
MONUMENTALIDAD PÚBLICA
La exposición retrata a un Puig i Cadafalch conservador que, sin embargo, mostraba "cierto acercamiento al movimiento moderno", porque aunque quería modernizar la arquitectura consideraba que los espacios públicos debían ser clásicos y monumentales para retener cierta representatividad, como la escenografía de Montjuïc en Barcelona y sus famosas columnas.
El recorrido se traslada primero a sus años de formación y participación en la Associació Artístic Arqueològica Mataronesa, para pasar después a sus primeras obras, la Casa Sisternes de Mataró, y la joyería de su suegro en Barcelona, Joieria Macià, antes de su ascenso profesional y su inserción en la Diputación de Barcelona y las Cortes españolas.
Durante esta etapa crece como arquitecto de destacados industriales catalanes, a los que proyecta "la casa, la fábrica y hasta el panteón y la segunda residencia", y enfrenta polémicas con los arquitectos más conservadores por el uso de nuevos materiales, como el hormigón usado en la red de cloacas de Mataró, del que se expone una tapa.
Su gran faceta como arquitecto modernista está documentada con numerosos bocetos, dibujos y acuarelas de proyectos para obras tan emblemáticas como la Casa Amatller, la Casa Garí, la Casa Muntadas, la Casa Serra --sede de la Diputación de Barcelona--, la Casa Trinxet y las bodegas de Codorníu, entre muchas otras.
La exposición también viaja a la fundación por parte de Puig i Cadafalch, entre otros, de la Lliga Regionalista y a su impulso del periódico 'La Veu de Catalunya', del que además proyectó la redacción; y también le recuerda como presidente de la Mancomunitat entre 1917 y 1923 y su intervención en operaciones urbanas de gran trascendencia, como la Via Laietana, la ordenación de la plaza Catalunya y la Exposición Internacional de 1922 en Montjuïc.
El relato refleja después cómo la dictadura de Primo de Rivera se interpuso en su esplendor, alejándole de los grandes proyectos y aunque emprendió obras particulares como la Casa Casarramona, la Casa Guarro y la Casa Rosa Alemany, se exilió a Francia, donde se dedicó intensamente al estudio del arte románico --campo en el que alcanzaría eco internacional--, hasta su regreso en 1941, época en la que se involucró en la revitalización del Institut d'Estudis Catalans (IEC), entre otros.