El Supremo confirma los cuatro años de cárcel para el gerente de un bar de Barcelona por ruido

Europa Press Cataluña
Actualizado: martes, 14 julio 2009 20:08

BARCELONA 14 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la pena de cuatro años de prisión para el gerente de un bar musical de Barcelona, Macumba, por exceso de ruido, después de que desobedeciera de forma reiterada las órdenes expresas de las autoridades municipales.

Apolinar B.R. fue condenado en julio del año pasado por la Audiencia de Barcelona a cuatro años de cárcel y a una multa de 4.386 euros por un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, además de inhabilitarle para el ejercicio de actividades relacionadas con el sector durante cuatro años y clausurar el bar durante cinco.

No obstante, fue absuelto, por falta de pruebas, de lesiones y coacciones a las vecinas de la primera planta del inmueble donde estaba ubicado el local, en el número 381 de la calle Aragó.

El TS ha desestimado ahora el recurso de la defensa, al considerar que hay pruebas suficientes de que el ruido excesivo del bar provocó insomnio y fatiga, entre otros trastornos, a tres vecinas del inmueble y que el gerente se saltó una prohibición de clausura hasta que no adecuara el nivel de decibelios al máximo permitido.

En el juicio, Apolinar B.R., de origen dominicano, explicó que no recibió ninguna queja de las vecinas, que insonorizó su local a petición del Ayuntamiento y que las pruebas sonométricas posteriores dieron resultados por debajo de los límites legales.

Según las vecinas, el bar estaba abierto hasta más allá de las 03.00 horas, y los fines de semana hasta las 07.00 horas con la música a todo volumen y gritos de los clientes y actuaciones musicales con micrófono.

Esto hacía "retumbar" la estructura de la vieja finca, e incluso hacía saltar algunas baldosas. Las vecinas explicaron que incluso podían entender la letra de las canciones y distinguir claramente la música.

A pesar de reiteradas quejas al propietario, éste no les hacía caso, por lo que las vecinas decidieron denunciarlo a la Guardia Urbana y al Ayuntamiento.

PRIMERA INSPECCIÓN EN 2004

En una primera inspección en mayo de 2004, la Urbana detectó que no había limitador de sonido en el equipo musical y que el ruido llegaba a los 88 decibelios, cuando el máximo permitido son 80. En noviembre, otra inspección constató que no se había hecho ninguna reforma en el local.

En enero de 2005 un inspector detectó un nivel de 58 decibelios desde el dormitorio de una vecina, casi el doble de los 30 permitidos en un domicilio en horario nocturno. Por ello, se le incoó un expediente sancionador y en abril de 2005 le ordenó el cese de la actividad y la insonorización del local. El bar fue clausurado el 25 de abril.

En septiembre, el acusado comunicó que había terminado las obras, había instalado un limitador y pidió que se le dejara reabrir. El 5 de diciembre, el Consistorio le autorizó la reapertura.

Una empresa de mediciones sonoras acreditada detectó, desde el interior del edificio, un nivel de 44 decibelios.

En febrero de 2006 dos urbanos comprobaron, ante el acusado, que el local emitía música a través de un ordenador, burlando así el limitador instalado en el equipo musical.

En marzo, otro inspector detectó un nivel de 41 decibelios. Cuatro días después, una empresa detectó un índice de 42 decibelios desde el mismo lugar.

Pocos días después se decretó la clausura del local, aunque ésta no se llevó a cabo. En abril las vecinas denunciaron el caso ante los juzgados. Finalmente, en octubre de 2006, el Ayuntamiento volvió a medir el nivel sonoro desde los domicilios, lo que dio un resultado de 32 decibelios.

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