GIRONA, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los policías que estuvieron con la parricida inglesa después de que presuntamente matase a sus dos hijos pequeños en un hotel de Lloret de Mar en 2010 han asegurado durante el juicio que estuvo "muy tranquila y calmada" en todo momento, y se limitó a obedecerles.
"Me impresionó la frialdad, la tranquilidad pasmosa con la que actuaba después de lo sucedido", ha declarado un cabo de los Mossos d'Esquadra durante la sesión de este martes en la Audiencia de Girona.
Y es que todos los testigos, tanto las empleadas del hotel como policías locales y mossos d'Esquadra lo han corroborado: Lianne Angela S. estuvo tranquila, serena, que no lloró ni gritó, que se mostró cabizbaja y que actuaba "como si no pasara nada y todo aquello no fuera con ella".
Incluso han explicado que, mientras la custodiaban en el vestíbulo del hotel, estuvo mucho rato acicalándose el pelo e intentando colocarse un pañuelo.
Además, descubrieron que su marido estaba en prisión, en Inglaterra, y que fue detenido después de que la acusada denunciara un robo en el piso de Barcelona y los Mossos d'Esquadra detectaran que había una orden de busca y captura contra él.
NO DIO EXPLICACIONES
La acusada ya mostró esta tranquilidad cuando la mañana del 18 de mayo de 2010 acudió a recepción para reclamar una ambulancia y a la policía, y Lianne Angela S. se limitó a responderle a la recepcionista sobre lo sucedido: "Nada, llamen y ya hablaré yo con ellos".
"Me pareció un poco raro que pidiera tanto una ambulancia como la presencia de la policía y no me dijera los motivos", ha expuesto la recepcionista, que también ha aclarado que la procesada reservó habitación hasta el día 19 de mayo, que pagó por adelantado y que, por tanto, dejó dinero de más.
Tanto la Policía Local como los Mossos d'Esquadra han detallado como encontraron los cuerpos de los dos menores, tapados con una sábana encima de la cama.
El primero en descubrir el suceso fue un policía local: "Entré en la habitación y sin decirme nada me señaló la cama. Las sábanas lo tapaban todo y no se distinguía nada, pero entonces vi unos nudillos pequeños, quité la sábana y descubrí los cuerpos del bebé y de la niña, ya se veía que estaban muertos".
La procesada entregó a la policía un sobre con su pasaporte, el libro de familia y una de las notas que escribió, precisamente en la que insistía en que su marido era inocente y culpaba a su hija mayor --la que denunció al marido por abusos sexuales-- de todo lo sucedido; fue un agente local quien le preguntó si había sido ella y, en inglés, le dijo que sí.